La trama que cuenta City of ember no resulta especialmente original: una pareja intenta escapar de la asfixiante ciudad en la que viven para buscar un mundo diferente que, sospechan, existe en el exterior. Una premisa similar era la que abordaban cintas como La fuga de Logan o La isla . Pero la principal diferencia reside en sus protagonistas, dos adolescentes, y en el modo de hacer realidad esa huida, por medio de una serie de pistas estilo El código Da Vinci .

Las referencias son continuas, desde Tom Sawyer a Indiana Jones pasando por el tamiz de los videojuegos, pero todo ello con personalidad propia. Y es que el filme plantea un entretenimiento puro y duro, pero inteligente, lo cual en el cine juvenil ya es una excepción, y no excluye a los espectadores adultos, lo que también es de agradecer.

Su director es Gil Kenan, que ya demostró estar más cerca de Tim Burton que de Disney en su debut animado, Monster house . Los espectaculares y sombríos decorados recuerdan a Dark city y a La ciudad de los niños perdidos y todo ello, afortunadamente, sin abusar de los efectos digitales. También aporta cierta carga crítica al denunciar la corrupción política y el excesivo control que ejerce la clase dirigente sobre la sufrida y obediente población.

El reparto no decepciona. Lo encabezan Saoirse Ronan (la niña que sorprendió con Expiación ) y el desconocido Harry Treadaway, pero tiene su mejor baza en una serie de secundarios de calidad indiscutible como Bill Murray, Tim Robbins y Martin Landau que, casualmente o no, jamás aparecen juntos en escena, pero van salpicando la acción con intervenciones breves, estratégicamente colocadas en la narración para que resulten estelares. Un relato fantástico muy bien armado y bastante más interesante que las brújulas y las crónicas a las que parecen estar predestinados los menores de 18 años.