El individuo de la foto está enamorado. Y el amor tiene estas cosas, que convierte el sentido del ridículo en arma arrojadiza directa al corazón. Erik Roberson, un fontanero de 34 años, decidió por San Valentín sorprender a su novia con una original petición de mano. Cabalgó cual salido de Camelot por las calles de Richmond (EEUU) hasta dar con su amada, que, tan avergonzada como emocionada, dio el pertinente .