Con su primer disco, Please be mine, la cantautora tejana Molly Burch ha conmovido a los amantes de Patsy Cline, Dusty Springfield y la Angel Olsen más melancólica.

-‘Please be mine’ no es el primer gran disco bajo la influencia de una ruptura amorosa. Pero en su historia hay un giro novedoso: acabó volviendo con esa persona, y ahora toca en su grupo.

-[Risas] ¡Sí! Compuse la mayor parte de las canciones mientras Dailey Toliver y yo habíamos roto, y después volvimos y compuse unas cuantas canciones también sobre eso. Dailey grabó guitarras, teclados y coros para Please be mine. Creo que tocar juntos ha sido terapéutico para nosotros a la hora de volver a acercarnos y que todo fuera bien.

-¿Hacer esas primeras canciones le ayudó a darse cuenta de lo que había perdido?

-Sí, y ha sido divertido colaborar con él. Pero, nos llevó un tiempo ser capaces de trabajar juntos.

-¿Tiene un disco sobre rupturas favorito?

-Hay muchos, porque es fácil identificarse con el tema. Pero mi favorito es Lady sings the blues, de Billie Holiday.

-Sus canciones tienen un sonido clásico, pero no suenan forzadamente vintage. Es como si quisiera tener un pie en cada lado: pasado y presente.

-Me alegra que diga eso. Para mí, esa situación es la natural. No persigo el clasicismo a toda costa, sino que gravito de forma orgánica hacia esos sonidos más antiguos. Quizá porque crecí con padres que me ayudaron a apreciar los clásicos.

-¿Qué clase de clásicos? ¿Diría que los gustos de sus padres han dictado un poco los suyos?

-Mi padre me metió en Ben Folds, Sheryl Crow y The Cardigans. Mi madre me hizo apreciar a Barbra Streisand y Bette Midler. Sí, decididamente marcaron mis gustos a lo largo de mi vida.

-¿En el espejo de qué cantantes y/o guitarristas suele mirarse?

-Sobre todo, Billie Holiday, Nina Simone y Lauryn Hill. Me inspiran las grandes voces.

-¿Y qué piensa sobre Angel Olsen? Diría que usted y ella son almas gemelas musicales.

-¡Me encanta Angel Olsen, por supuesto! Es increíble. Mucha gente me compara con ella y, si le soy sincera, tampoco veo tanta conexión. Obviamente, es un cumplido, pero nuestros estilos musicales y vocales son realmente distintos. La respeto mucho.

-Háblenos de su educación musical. ¿Cómo se acercó a la guitarra?

-Empecé a cantar en la escuela secundaria. No sabía tocar ningún instrumento y en realidad no me atraía ninguno en particular. Lo que me gustaba era cantar. Me grababa a mí misma cantando a capella y era bastante privada con ello. Al final me decidí a aprender ukelele porque era fácil. Empecé a componer en la universidad gracias a unas nociones muy básicas de piano. Solo hace tres años que toco la guitarra.

-¿Recuerda de qué iba su primera canción?

-Sé que la hice en la universidad. Creo que no estaba mal, pero ahora mismo no se me ocurriría publicarla [risas].

-¿De cuál de las que sí ha publicado se siente más orgullosa?

-Creo que mi canción favorita incluida en el disco es I love you still. Significa mucho para mí y es la que más disfruto tocando en directo.