Desde que en 2005 publicase La princesa india, la pacense Inma Chacón no ha dejado de crear prácticamente un libro por año, por lo que no es extraño que afirme: «Escribir es mi aliciente para levantarme cada mañana». Y eso que, como ella misma dice, hoy día «sacar un libro es de héroes, porque no es solo la escritura, sino que hay que tener en cuenta el trabajo diario (es profesora de Universidad), la casa, los hijos...», el día a día de una persona que ha conseguido que su último libro, Tierra de hombres, llegue a su tercera edición tras solo seis semanas en el mercado.

Chacón atiende a Efe nada más presentar su libro en la Biblioteca Provincial de Huelva, donde otra escritora, Fátima Javier, autora junto con Alicia de la Cruz del libro de cuentos infantiles La maleta verde, define a la última creación de la pacense como un «título apasionante, con historias entrelazadas hilvanadas perfectamente».

Para escribirla, «aunque en realidad no existe la imagen idílica del escritor que se aisla en una cabaña en medio del bosque», se fue a una finca en Vélez-Málaga, «aunque antes tuve que concentrar todas las clases en un solo cuatrimestre y pude tener libre el último», todo ello para cumplir con los plazos dados a su editorial y a ella misma para sacar a la luz esta historia ambientada en la Galicia rural del siglo XIX.

Que este libro vea la luz tiene especialmente mérito teniendo en cuenta que «no solo hago eso, sino que tengo en mente varios proyectos, aunque ahora estoy disfrutando con un nuevo proyecto teatral, una obra con José Ramón Fernández, Las cervantas, que se representa en el teatro español con mucho éxito, y a partir de ahí surgen proyectos nuevos de teatro, que me encanta, porque que es una manera de escribir totalmente distinta», explica Chacón.

Y es que, a la hora de realizar un trabajo pensado para el teatro, disfruta mucho, «porque participa mucha gente, porque el teatro es algo de todos, se juntan muchas pasiones, y me ha parecido un ejercicio precioso que estoy disfrutando muchísimo en compañía de muchas personas», dice Chacón, que recuerda que esa pasión culmina con la visión de los actores en escena representando su texto.

Según la escritora, «hoy día es casi imposible comer solo de los libros, porque yo, por ejemplo, pago la hipoteca y voy al supermercado con mi sueldo de la universidad, además de que sería una gran intranquilidad vivir de la literatura, siempre sin saber si vas a afrontar los gastos».

Como contrapunto, está «la sensación tan bonita de la reacción de la gente ante Tierra sin hombres, porque la gente lo está acogiendo con mucha sensibilidad. Los lectores se identifican muy bien con los personajes, sobre todo con el tema de la inmigración, que afecta tanto a tanta gente, incluso hoy día».

En una novela en la que un pueblo se va quedando sin gente por la necesidad de buscarse la vida en otras lugares, «cualquiera que haya sufrido la inmigración se siente identificado con los personajes».

Volviendo a la realidad, lamenta que otra de sus pasiones, la enseñanza, se esté deteriorando, ya que «dar clases me permite estar en contacto con la gente joven, con sus deseos, problemas e ilusiones, lo que no me gusta tanto es en lo que se está convirtiendo la enseñanza, con un gran problema como la subida de tasas, la obsesión por rentabilizarlo todo en temas económicos».

«Todo lo que está pasando obliga a los profesores a asumir un montón de horas lectivas y en grupos cada vez más grandes, y es un problema en el sentido de que no se busca calidad de la enseñanza, se busca la rentabilidad», explica la extremeña Inma Chacón, que confía en que las cosas vayan cambiando, y que la educación, como los personajes de su novela, luchen por salir adelante a pesar de los problemas que les golpean en el día a día. H