TAtfinales de los ochenta, en unos encuentros del Injuve en Cabueñes, Gijón, tuve el honor de poder conocer personalmente a Joaquín Araújo. Desde entonces no he dejado de beber a sorbos cada uno de sus libros, apariciones en medios de comunicación o programas medioambientales. Y es que más allá del heredero del legado de Félix Rodríguez de la Fuente, Joaquín Araújo es un poeta de la naturaleza, pese a que los poderes establecidos le hayan tildado muchas veces de heresiarca y los políticos desoigan sus consejos de visionario. Podría rememorar aquí decenas de sus sentencias, incontables frases salidas de sus escritos que engendrarían mandamientos por el medio ambiente, pero me quedo con un breve poema recogido en su web, tan sencillo como hermoso, en el que se decanta por otro ser vivo para refrendar una posible inmortalidad futura, un poema a la vida, nacido de su alma de escritor: "Y elijo la condición del árbol/ porque come luz./ ¡Qué delicia desayunar transparencia,/ almorzar lucidez/ cenar ocasos anaranjados!/ y con ellos construir el verdor/ y la sombra/ y la rara nube que es toda copa/ donde se esconde el canto de/ los pájaros. / Ahora no puedo,/ pero cuando lo deje/ seré lo que he elegido".

--¿Quién es Joaquín Araújo?

--Un ser afortunado y también todo lo contrario. Lo primero porque vivo donde y con quien había soñado. Porque me han dejado trabajar en lo que más me gustaba. Pero también un derrotado en las mil peleas por un mundo más lento, bello, vivo y transparente.

--¿Por qué elegiste las Villuercas para buscar tu refugio natural?

--Más suerte. El azar me permitió conocer la comarca con 21 años. Ese mismo día me quedé. Su relieve, su vestido verde, su capacidad de hospitalidad. En fin sus inmensas soledades me enamoraron y, claro, lo suyo era intentar el matrimonio que logré consumar poco después.

--¿Escribir es una oportunidad para defender la naturaleza?

--Sin duda. Sobre todo porque me han dejado publicar casi 2.500 artículos en todos los periódicos y más de 150 revistas. Sin contar mis libros y otros muchos soportes.

--¿Cuál de tus libros recuerdas con especial cariño?

--El primero, 'Todavía Vivo', escrito hace 33 años y que volverá a salir este mismo año con otros tantos capítulos nuevos y el último, en fase de elaboración, es el número 100 de los que soy autor y se llama 'Por qué me dio tiempo'. Imaginad el tema.

--¿Qué supone ser miembro de la Real Academia de las Letras y las Artes de Extremadura?

--Otro de mis momentos de fortuna. Que se me reconozca como escritor es algo de lo que me siento especialmente agradecido. Un honor que espero poder corresponder.

--¿Los naturalistas actuales son en buena parte el legado de Félix Rodríguez de la Fuente?

--Por supuesto pero no menos de otros muchos aspectos como el auge de la conciencia ecológica, de la investigación o la mayor degradación de la vivacidad.

--¿Almaraz es un reto pendiente?

--Todas las nucleares lo son, el sosiego solo llegará cuando cerremos todas las nucleares y encendamos todos los paneles fotovoltaicos.

--¿Qué supondrá la nueva ley de costas?

--Más impunidad para los delincuentes urbanísticos y menos calidad en los paisajes. Un disparate de quienes no quieren respetar las bases de la vida en este planeta.

--¿La crisis deja en segundo plano la defensa del medio ambiente?

--Claro, como queda demostrado todos los días. Incluso se están desmantelando conquistas, pequeñas pero conquistas, en lo relacionado con las renovables, la protección a espacios, o el modelo de transporte.

--¿Los partidos políticos han dejado a un lado los problemas ambientales?

--Casi del todo. Aunque hay que recordar que también ha surgido uno nuevo EQUO, con el medio ambiente en el eje de su programa.

--Un recuerdo de la infancia.

--Veranos entre pinares, el ir aprendiendo a admirarme de la naturaleza.

--Un viaje inolvidable.

--Patagonia chilena y Galápagos.

--Un secreto inconfesado.

--Soy muy vago.

--Una reflexión ante la vida.

--Desvivirse para que la vivacidad continúe.

--Una anécdota divertida.

--Le aticé un garrotazo a un guardia civil, allá por los años cincuenta y muchos, jugando claro. Me espetó: ¡Muchacho tú eres muy indiscreto!

--Una canción.

--Suzanne de Leonard Cohen.

--Un rincón donde sentir la paz.

--Mi hogar allá en tierras de Guadalupe.

--Un libro de cabecera.

--Demasiados. Pero sin duda 'El Tao', las obras completas de García Lorca, los ensayos de Montaigne...

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Quiso salvar a lo que le salvaba.