Norma , de Vincenzo Bellini, no defraudó al público que anoche asistió al estreno de esta ópera, el tercer espectáculo del Festival de Teatro Clásico de Mérida. El director del montaje, Gustavo Tambascio, ya advirtió de que esta representación no iba a dejar indiferente a nadie y que iba a despertar "grandes emociones" a los espectadores emeritenses. El sábado, 9 habrá una nueva representación.

Y es que la interacción entre el canto, la música de la orquesta y la puesta en escena que ofreció esta obra transmitió al público la fuerza dramática que nutre esta ópera. Tanto desde el punto de vista artístico como musical, este espectáculo trasladó al espectador los sentimientos de amor, amistad, traición y perdón de los personajes.

La orquesta, siempre en un estudiado equilibrio con el canto sin robarle protagonismo en ningún momento, tiene un papel clave en esta representación, ya que es un elemento que complementa el canto de los sopranos. Esto, añadido a la magnífica acústica que ofrece el milenario monumento romano, hace que Norma se convierta en un espectáculo capaz de estimular grandes sensaciones y emociones en el público y que llega a todos sus sentidos.

EL PAPEL DEL CORO Mientras, los protagonistas de la obra están acompañados en la escena por los coros, que practicamente no participan en la acción, sirviendo casi únicamente de apoyo figurativo y escénico.

Gustavo Tambascio cuenta para representar esta ópera con la presencia de animales en el escenario, algo que en los últimos años es poco habitual en el seno del Festival de Teatro Clásico de Mérida. De esta forma, el montaje incluye la llegada de un carro tirado por caballos, así como la entrada a galope de un caballo. Estas son las "aportaciones extremeñas" a la puesta en escena, según destacó el director de la ópera durante su presentación.

En cuanto a la ambientación del escenario romano, el escaso juego de luces hace que la iluminación tenga un papel sencillo.

El único pero que se le puede poner al espectáculo es su excesiva duración (la obra dura dos horas y 45 minutos), que puede llegar a cansar a los menos aficionados al género.