Heather Mills trabajó como prostituta de alto estatus. La especialidad de la segunda esposa de Paul McCartney, años antes de conocerle, eran los multimillonarios árabes. Los jeques pagaban sumas astronómicas a la rubia veinteañera por participar en toda clase de saraos, desde orgías sexuales en grupo a tórridos saltos de cama con otras mujeres. Uno de sus clientes habituales fue el traficante de armas Adnan Khashoggi, que solía verse con Heather en los hoteles de lujo de Londres o en su villa de Marbella. La detallada información sobre el pasado oculto de la que aún es la señora McCartney aparecía en exclusiva ayer en el dominical The News of The World.

En plena negociación del divorcio y con la custodia de su hija en disputa, los abogados de la interesada trataron de frenar el escándalo negando en un comunicado la veracidad de lo publicado y asegurando que se trataba de "viejas historias".

La avalancha de pruebas es abrumadora. The News of the World ha recogido los testimonios de otra prostituta, Denis Hewitt, que participó con Heather en juegos lésbicos para clientes. También ha sido identificada la madame que contrataba a las chicas y arregló citas para la exmujer de McCartney a cambio de un 20% de comisión. Las tarifas de Heather eran de las más altas del mercado: 1.000 libras por prestación y de 5.000 hasta 10.000 libras por noche (7.300 y 15.000 euros). Quienes desembolsaban tales fajos de billetes eran miembros de la familia real saudí y otros príncipes árabes. Heather acudía a hoteles de superlujo.

Petrina Montrose, otra participante en los maratones sexuales, ha descrito con todo detalle los servicios de Heather, cuya relación tarifada con Khashoggi ha confirmado el que fuera su secretario personal, Abdul Khoury. The Sun publicó hace unos días unas fotos de Lady Macca publicadas en 1988 por una editorial alemana. El diario incidía en el carácter "obsceno y pornográfico" de las imágenes, pero según Heather se trataba de una "guía para amantes", con interés pedagógico.