El libro que a punto estuvo de llamarse Estopa, 20 años partiendo la pana se ha acabado llamando, simplemente, El libro de Estopa (Espasa), algo que dice mucho sobre su dúo protagonista. A David y Jose Muñoz no les va eso de la prepotencia, de verse proyectados como señores artistas. «Nunca nos ha gustado cuando hemos visto a un artista, o un cantante, con una especie de halo misterioso, como si levitara», señala David. «Esto, en lugar de impresionarme, siempre me ha parecido teatro. Puro teatro del malo, además», resalta.

Ese rechazo del divismo fue, en parte, paradójicamente, lo que los convirtió en estrellas y lo que durante todos estos años ha hecho que nuevas generaciones se fueran sumando a su causa. El libro de Estopa, sus primeras memorias oficiales, cuenta la historia de dos hermanos de barrio que, sin conexiones privilegiadas, sobre todo a golpe de canciones y conciertos, lograron hacerse un espacio privilegiado en el imaginario colectivo.

CANTAR Y CONTAR / «Gente llana, franca, familiar, que, sin esperarlo y contra todo pronóstico, ha cambiado el rumbo de su destino, aquello que se suponía que la vida les reservaba, valiéndose de su pasión por cantar canciones y contar historias que pueden ser disparatadas, sentimentales, filosóficas… o todo a la vez, o todo lo contrario», escribe Jordi Bianciotto en la introducción del libro. Un proyecto que el reconocido periodista y crítico musical (colaborador de EL PERIÓDICO desde 1995) venía proponiéndoles sin éxito desde hace tiempo.

¿Qué tenía que pasar para qué aceptaran? ¿Veinte años? «Pues por lo menos 20 años, sí», dice Jose. «Nos lo propuso en el 2014 y ahí decíamos que todavía no. Luego vimos que 20 años era una cifra redonda».

Tan solo con las entrevistas que les había hecho hasta entonces, Bianciotto disponía ya de un buen material de base, pero el libro se nutre de un puñado de nuevas entrevistas retrospectivas. Conversaciones, preferiría decir David: «A veces te hacen una entrevista y parece que estés hablando con tu psicólogo. O te hacen preguntas muy de periodismo. A nosotros nos gusta hacer las entrevistas en plan conversación, que se nos olvide que es una entrevista».

El libro tiene algo de historia al uso, pero es en gran medida una historia oral. «Las voces de David y Jose eran esenciales», dice Bianciotto. «Mi idea era plasmarlas de forma que el lector sintiera que estaba allí con nosotros, formando parte de la conversación, del ambiente». «Jordi ha debido trabajar duro. A veces nosotros nos vamos por las ramas», dice Jose.

El libro de Estopa se estructura en tres grandes bloques temáticos. El primero trata sobre los orígenes del dúo, tanto geográficos como musicales: sus años de crecimiento y aprendizaje en el barrio de Sant Ildefons, en Cornellà; sus raíces extremeñas (sus padres son de Zarza Capilla, en la provincia de Badajoz); su pasión por la rumba española y catalana, luego por el punk patrio, el rap español y también de fuera.

QUÍMICA FRATERNAL / Recordados su primer concierto y su primera maqueta, en el segundo bloque toca rememorar su primer álbum de estudio, así como el resto de esa exitosa discografía a caballo entre la rumba, el rock urbano y la poética de cantautor.

En el libro se cuentan muchas batallas, pero sobre todo batallas musicales. Hablan mucho de su música y de la gente que les ayudó a hacerla. (David): «Para producir un disco tienes que tener a los músicos ideales. Es como…» (Jose): «Un equipo de fútbol, sí». (David): «Eres como un entrenador de fútbol que necesita para su idea a unos jugadores». (Jose): «Nosotros tuvimos a una mezcla de Pep Guardiola y Luis Aragonés. Ese era Sergio…» (David): «Sergio Castillo, el primer productor que tuvimos. De él aprendimos cómo hablar al músico, por ejemplo…» (Jose): «O a qué guitarrista llamas y para qué canción». David y Jose hablan así: pisándose las líneas, completando uno los pensamientos del otro. Pasa en el libro y pasa durante este Zoom. Química fraternal.

Su química es tal que incluso leen los mismos libros. Leer ha sido su principal pasatiempo en confinamiento. Pero en el tercer bloque del libro, Planeta Estopa, sobre sus mitos y rituales, hablan más de películas y series. David es un enorme fan de El cuento de la criada, aunque para él no hay nada como Perdidos. «Yo era un fanático de esa serie», dice. «Me encantó el final, me encantó el principio y no quería que se acabara nunca. Lo único que no me gustó del final era que se acababa».

¿Qué sintieron al acabar de leer El libro de Estopa? ¿Qué supone leer tu vida puesta por escrito, y muy bien escrito? Dice David: «Nos puso los ojos en blanco y nos hizo volver a vivir todas las cosas que hemos contado. Como el libro está tan bien escrito, es fácil visualizarlas. A veces me reconozco en mi juventud, a veces no, pero eso pasa».