Todo empezó cuando El del medio de los Chichos se les apareció en sueños y les nombró sus mensajeros . Ahora, tras siete años de carretera y tres millones de discos vendidos, el círculo se cierra para Estopa con otro guiño espectral, Ultrarumba , la gira que el próximo jueves les llevará de nuevo a un Sant Jordi abarrotado (las 18.000 entradas están prácticamente agotadas). Un telón rojo de estética Creepshow y un esqueleto juguetón, Finito de Cornell , preparan al público para la rumba del más allá, habitada siempre por seres del más acá, gente de barrio que pelea en ese juego de la vida que solo dura un segundo, como el vecino farlopero que tiene un padre madero o el ser solitario que anda por andar y se ríe por no llorar.

"Todo esto de la muerte nos lo tomamos bastante de coña, eso siempre, pero como nos gusta tanto la vida, es verdad que da miedo que se acabe, como cuando el árbitro pita el final de un buen partido", reflexiona David, el mayor de los hermanos Muñoz, en el camerino de la plaza de toros de Murcia. "Ahora mi vida --agrega-- consiste en que siempre parezca el mismo día, que el tiempo pase pero no actúe. No me gustaría que se acabara nunca esta película. Hasta mis aspiraciones económicas están cubiertas. A mi entender, ya tengo dinero suficiente como para no tener que preocuparme de eso nunca más. Así que hago canciones, giras, viajo y tomo cañas por puro placer".

Filosofía y pragmatismo Mientras David enreda su mente en busca de la piedra, la filosofal y la otra, José, el menor de los Muñoz, sigue a lo suyo, el pragmatismo sosegado. "Este año nuestro directo suena de muerte. Nos han puesto pinganillos de tres vías y una doble columna de subwoofer para reforzar los graves", dice José, entusiasta de los detalles. El es de los que no habla mucho, pero las suelta. En el hotel, antes de salir hacia la prueba de sonido, se ocupó de reservar la cena en el servicio 24 horas. "Bueno, es que solo trabajan hasta las 23 horas", le dijo la recepcionista. "Pues vaya mierda de 24 horas", replicó él. La empleada no tuvo más remedio que estallar en una carcajada y, claro, le prometió que tendría su bocadillo. "Con mi hermano es imposible llevarse mal", certifica David.

Poco después de aparecer Voces de ultrarumba , el cuarto disco del grupo, los hermanos Muñoz ya sabían que la cosa, una vez más, iba a volver a funcionar. Su nuevo termómetro es el ambiente que se forma alrededor de sus chalets gemelos en la costa de Tarragona. "El jaleo empezó semanas después de sacar el disco. La gente hacía pintadas en nuestras paredes tipo ole vuestros huevos, y se reunían allí para cantar nuestras canciones. Es algo molesto, sí, pero lo bueno es que con ese botellón montado, tenemos a salvo la casa de esas bandas organizadas que asolan la costa" , ironiza David.

"Con estos tíos es muy fácil trabajar, simplemente porque son normales. Llevo mucho tiempo en esto y hay por ahí suelto cada

cigüeño , como digo yo...", tercia Tito Heredia, el road manager. Tampoco puede decirse que Estopa viva de espaldas al mundo, encerrado en una burbuja e insensible a la conciencia social. ¿A qué se refieren cuando cantan qué mal repartido está el mundo desde el primer mes de enero? "Seguimos hablando de lo cotidiano, de gente normal con problemas normales, de lo que vemos y sentimos a nuestro alrededor. Y no estamos ciegos. El primer concierto de la gira lo hemos dado en Canarias, donde no paran de llegar inmigrantes.", comenta David.

David no para de dar vueltas en las horas previas al concierto. Los fans que ya pululan por allí no cesan de ofrecerle muestras de sus últimas cosechas. Y José, liado con la pedalera. "Necesitamos venir a probar, sentir el rollo. Podríamos no hacerlo, pero lo necesitamos. Yo tengo que ver cada sitio, palparlo. No tanto el escenario, más bien me gusta pasear por la grada, el camerino, los pasillos... Cada lugar tiene su espíritu", defiende David.

Tendencia a exagerar

Las Voces de ultrarumba hay que invocarlas. "Soy el más exagerado del mundo. Si estoy contento, soy el más contento. Si estoy triste, soy el más triste. Si me duele la cabeza, me duele más que a nadie. Todo me afecta más. Es mi defecto. Bueno, no es un defecto. Sí, sí es un defecto. Egocentrismo no es. Bueno, sí", zigzaguea David. "Pero si el foniatra de Sabina nos ha dicho que podemos cantar es que estamos sanos como chopos", puntualiza José.

El partido de la jornada está a punto de comenzar. En el vestuario no huele precisamente a linimento, pero los músicos calientan dando saltos y pateando un paquete de tabaco. La multitud ruge ahí fuera y Finito de Cornell presenta el espectáculo: "!Qué pasa, peña!

"¿Vosotros sabéis lo que es una gira Ultratumba? Pues ahora vais a saber lo que vale un peine. Con todos ustedes, Estopa". Y en el Sant Jordi, dicen, también estará Andreu Buenafuente a los coros.