Una escalofriante sensación de ambivalencia recorrió ayer la espina dorsal de miles de seguidores acérrimos de La guerra de las galaxias . Excitación por haber contemplado el último episodio de la saga, quizá el más vibrante y explosivo de los seis. Tristeza porque, salvo campanada, ya no habrá más estrenos por los que suspirar. La serie de George Lucas se ha acabado. La vida debe continuar. Que la fuerza acompañe a aquellos que sientan el vértigo del desamparo.

Las colas, aquellas formadas desde hace semanas, se enjugaron ayer a medida que las puertas de los cines de todo el mundo abrían las puertas. En España, las más de 600 salas, entre ellas 32 extrmeñas, que acogen La venganza de los Sith se llenaron de seguidores fundamentalistas y público habitual. Ricardo Gil, director de márketing de Cinesa, calculaba que en toda España se vendieron unas 250.000 entradas anticipadas.

Horas después de su estreno mundial, al menos dos copias de La venganza de los Sith se encontraban ya en internet. Pese a la vigilancia extrema de la industria, las copias han aparecido en BitTorrent, un espacio que permite a los usuarios descargar grandes archivos de vídeo.