Ventajas de viajar en tren es una de esas películas a las que cuesta ponerle un género concreto. Y eso está bien. En tiempos de reconversiones narrativas, nuevos formatos y mezclas genéricas por doquier, que el primer largo de Aritz Moreno sea una comedia negra, y al mismo tiempo un drama, pero también un relato de intriga con incluso toques fantásticos, es importante, porque no son muchas las de este tipo que llegan a la cartelera.

Porque pese a ser una de esas películas que fascinan mucho o irritan otro tanto, su virtud reside en cómo organiza esa paleta genérica sacando pinceladas de todos los tipos de historia sacudiendo, algo igualmente atractivo, las expectativas que vamos poniendo en unas situaciones para cortar radicalmente a otras siempre hilvanadas entre sí.

Al ser un filme con personajes y tramas que se entrecruzan y lo hacen casi sin darnos cuenta, tiene el defecto habitual en este tipo de construcciones, ya que algunos de esos personajes resultan más interesantes que otros, tal y como resulta también en la vida real.

A saber: un tipo paranoico obsesionado con la basura, un siquiatra que igual no es un psiquiatra, una mujer dominada por su pareja hasta quedar reducida a la condición de un perro... Moreno va de un lado a otro sin perder la identidad global, uniendo cabos, dejando cosas en suspenso para recuperarlas u ordenarlas de un modo distinto. Es un filme tan atrevido como extraño y, sin duda, inclasificable. Y eso está bien. QUIM CASAS