Trabajar, trabajar y trabajar en el teatro fue siempre la vocación de Julia Trujillo, la actriz que dio vida en el Teatro Romano de Mérida a Medea y a Lisístrata y que ha fallecido hoy en Madrid a los 81 años tras sufrir el pasado sábado un infarto que devino en el coma en el que ha permanecido hasta su deceso.

La muerte le sobrevino como consecuencia de un accidente vascular que también le afectó el cerebro y por el que fue trasladada al hospital Puerta de Hierro.

La capilla ardiente de la actriz, que trabajó desde muy joven tanto en teatro como en cine y televisión, se instalará mañana por la tarde en el madrileño Teatro Reina Victoria.

"Se adaptaba a los trabajos camaleónicamente", ha destacado a Efe de ella una de sus mejores amigas, Silvia Marsó, que recordaba los éxitos que Trujillo logró en el Festival de Mérida, haciendo de Medea o de Lisístrata.

Durante casi dos décadas fue una de las protagonistas de la Compañía Nacional de Teatro María Guerrero en el que, bajo la dirección de José Luis Alonso, estrenó obras de Valle Inclán, Pirandello, Gorky, Bertolt Brecht y Galdós.

Casi ninguno de los clásicos se le resistió, después de que en 1986 formara con Manuel Canseco, que también fue su pareja sentimental, la Compañía Española de Teatro Clásico, y montaran juntos obras de Calderón, Tirso de Molina, Lope de Vega, Eurípides y Aristófanes.

Más tarde, como titular del teatro Lara, protagonizó obras de John Murrell, Salom, Paso, Miras y Mihura, amigo de la actriz.

"Julia, no sé lo que te deparará la vida a largo plazo, pero de lo que estoy seguro es que tu vivirás siempre de esta profesión", le dijo Mihura a la intérprete, según ella misma recuerda en su página web.

También formó parte de las compañías de Gustavo Pérez Puig, Enrique Cornejo, Francisco Nieva, Justo Alonso, Salvador Collado y el Centro Dramático Nacional.

Trujillo, que tenía el premio a la mejor Actriz de Habla Hispana de Estados Unidos, entre otros reconocimientos, había trabajado también para cine y televisión.

De hecho, su rostro fue uno de las más habituales en el popular programa teatral de TVE "Estudio 1" y entre 1965 y 1980 llegó a los hogares españoles en cerca de una treintena de obras, como "Maribel y la Extraña Familia" de Miguel Mihura o "La Discreta Enamorada" de Lope de Vega.

"Estaba llena de vida y de planes de futuro", asegura Marsó. Y de hecho, no paraba de trabajar. Su última representación fue "De par en par", con texto de Indira Páez y dirección de Darío Facal, que se estrenó en el Teatro Fígaro el pasado mes de abril y preparaba, con con Canseco y con Manuel Galiana, nuevos proyectos.

La actriz era además la presidenta de la Fundación de la Casa del Actor, a la que dedicó sus esfuerzos en los últimos años