Félix Grande (Mérida, 1926) conoció a Julio Cortázar en 1966, cuando éste publicó, Rayuela , una de las novelas que marcaron el desarrollo de la narrativa de la segunda mitad del siglo. La leyó y sintió "un júbilo constante". Grande, reciente ganador del premio Extremadura a la Creación por su obra La balada del abuelo Palancas , participó la pasada semana en el ciclo Un cálido verano de jazz y literatura , que organiza el Museo de Bellas Artes de Badajoz. En él, el escritor habló precisamente de su relación con el autor argentino.

Para explicar la manera de ser de Cortázar, Félix Grande narra una anécdota que ocurrió en Cuba. "A mí me concedieron un premio en la Casa de las Américas y quedamos en vernos en La Habana. En una cena, mientras la gente principal comíamos, escuchábamos una música procedente de otra estancia, donde tocaban los entonces jóvenes Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. Cortázar y yo nos mirábamos cómplices y decidimos levantarnos para acudir al lugar donde se escuchaba esa música. Poníamos los oídos en las paredes y avanzábamos. En un momento determinado, Cortázar me preguntó refiriéndose a los comensales: "¿Tú crees que nos habrán visto?".

"Nuestra amistad fue hermosa --explica el Grande--. Siempre que venía a Madrid cenábamos juntos, oíamos jazz y acababan echándonos de los sitios donde tocaban gentes como Lou Benett o Pedro Iturralde. El quería seguir y caminar hasta el amanecer, hablar, como hacíamos, de las relaciones amorosas, de la política latinoamericana, de libros, de músicos".

El "gigantesco físicamente" Cortázar "comía y bebía como una fiera. Tenía una inocencia que no había perdido y era pudoroso cuando hablaba de sus libros. Era un hombre culto que sabía de las cosas normales y de las cosas esotéricas y que se entendía mejor con los jóvenes".

RISA Y TRAGEDIA Félix Grande habla también de la estatura literaria de su amigo. "Era un mago en el arte de la estructura del relato breve. Aquella fue una época de literatura social en España, que se escribía contra la dictadura sin humor. En Rayuela , de repente, uno se daba cuenta de que podía escribir una literatura viva, y de que lo hacía un escritor de izquierdas que no perdía la alegría de escribir. Tenía una capacidad extraordinaria para mirar la realidad".

Si periódicamente se debate sobre si los cuentos de Cortázar son mejores que sus novelas, Grande sostiene que "Rayuela es uno de los grandes libros del siglo XX. Abrió caminos. Y también escribió relatos prodigiosos, irónicos o trágicos como El perseguidor . El era capaz de desplazarse de la risa a la tragedia de una manera tan natural".

¿En qué medida recibió influencia del jazz la literatura cortazariana? "El tocaba la trompeta y lo hacía bien. Su literatura tenía del jazz el swing, sobre todo en sus relatos más festivos. Tenía el sentido del compás, del ritmo. Su prosa se mece en sí misma. Pero además era un conocedor exhaustivo de la música, de la popular de su país y de la llamada culta".