Premios sin princesa. La ausencia de Letizia marcó ayer la entrega de los Príncipe de Asturias, que este año celebraron su XXV cumpleaños. Varios de los discursos que se escucharon en el Teatro Campoamor de Oviedo incluyeron referencias al avanzado estado de gestación de la esposa de Felipe de Borbón, quien en su turno de palabra rindió homenaje a su padre en el XXX aniversario de su proclamación como rey y concluyó con una encendida defensa de la Constitución de 1978, de la que destacó su vigencia "para acometer con éxito el futuro de España, de forma unida, solidaria y respetuosa con la riqueza de nuestra pluralidad y diversidad territorial".

El ginecólogo personal de Letizia, Luis Ignacio Recasens, desaconsejó su asistencia y Felipe se encargó ayer personalmente de disculparla. "Os podéis imaginar lo que siente no venir a Oviedo".

En su discurso ante los galardonados, transmitió al público "el recuerdo más cariñoso" de la princesa y añadió: "Está aquí con todo su corazón y pensamiento". Los 1.600 invitados aplaudieron con ganas. Su hueco fue ocupado por el asturiano Fernando Alonso, el carismático campeón del último Mundial de fórmula 1, cuya presencia proporcionó unos días de euforia a la ciudad.

Al margen de glosar las figuras de los premiados, se dedicó a subrayar la vigencia de la Constitución española, a la que definió como "una extraordinaria obra política y jurídica edificada con ejemplar responsabilidad, profundo sentido de Estado y una amplísima generosidad".

De la autora brasileña Nélida Piñon, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Felipe destacó que con ella se distinguía "a su país y a toda Iberoamérica, sin la cual no se explicaría la vida y la obra de esta escritora". Antes, Piñón habló en nombre de todos los premiados y convirtió su discurso en un canto al mestizaje y el arte que "resisten a la crisis que asolan las civilizaciones".

OTROS ALAGOS De la magistrada francesa Simone Veil, Príncipe de Asturias a la Cooperación, Felipe reconoció su trabajo al frente de la Fundación para la Memoria del Holocausto, "para que no se olviden las atrocidades cometidas contra tantos millones de personas". También alabó también la capacidad del politólogo italiano Giovanni Sartori, premiado en el apartado de ciencias sociales, de "explorar el mundo con clarividencia" y de "iluminar" con sus reflexiones temas tan controvertidos como la superpoblación mundial y la inmigración. En su discurso, Sartori defendió la democracia.

Los trabajos sobre el cerebro desarrollados por el neurobiólogo Antonio Damasio le valieron el premio de investigación; las bailarinas Tamara Rojo y Maya Plisetskaya ganaron el de las Artes; Alonso, el de deportes, y los seis grandes institutos culturales europeos, entre ellos el Cervantes, lograron el de Comunicación y Humanidades.