El que fue presentador del inolvidable ´Clásicos populares´ en la radio y del televisivo ´El conciertazo´, prolonga la fórmula de este espacio en un concierto familiar en Plasencia

Durante 32 años, Fernando Argenta dirigió y presentó Clásicos populares , uno de los programas más veteranos de la radio española, del que le apartó una jubilación anticipada. En televisión el propio Argenta mantuvo el tirón popular con El conciertazo , otro espacio de divulgación de la música clásica dirigido a los niños. Una prolongación de este último es el concierto familiar que hoy presenta en el teatro Alkázar de Plasencia.

-- Clásicos Populares casi se había convertido en una versión del famoso cuento de Monterroso, algo así como: "Cuando despertó, Clásicos Populares seguía allí. Pero desapareció.

--Sí, firmé voluntariamente el ERE de Radio Televisión Española porque no me aseguraban que fuera a seguir este programa ni El conciertazo . Estaba incluso dispuesto a renunciar a la prejubilación cuando llegó la nueva dirección, pero esta tampoco se decidió a mantenerlos.

--¿Tardó en curarse de su desaparición?

--Tenía bastante vértigo cuando salí. No me veía jugando a la petanca. Pero gracias a Dios no me falta trabajo y la gente me ha demostrado su cariño. Claro que tengo mono del micrófono, echo de menos la ilusión con la que iba cada día al programa y cómo, si tenía algún problema, salía de allí curado.

--Y sigue dando conciertos con el formato de El conciertazo , como este de Plasencia.

--Queremos romper las barreras entre los músicos y el público, en este caso familiar, de manera que todos nos sintamos un poco como en familia. Así que les hacemos participar, sacamos a niños al escenario, les mantenemos en movimiento...

--Usted ha visto cómo España se ha transformado musicalmente.

--Sí. Se han creado auditorios, orquestas, escuelas de música... Falta aún mejorar la educación musical. Los niños deberían salir con una visión general, que sepan quién fue Beethoven o Bach, pero sobre todo, más que tocar la flauta, que escuchen música con la misma naturalidad con que escuchan el pop o el jazz.

--¿Sigue haciendo falta su visión desmitificadora de la música?

--Bueno, la obra hay que disociarla de la personalidad del compositor. No hay que ir con prejuicios a la música y pensar que si un músico te cae mal, la música no te va a gustar. Si fueran santos virtuosos que compusieran obras angelicales, parecerían de otro planeta. Pero ni siquiera es imprescindible conocer su vida.

--¿Cuáles han sido sus descubrimientos musicales recientes?

--Pues no hay mucho que decir. Entonces vivía solo para la música, me enviaban discos, estaba al tanto de todo lo que aparecía... Ahora escribo libros, y si escribo no escucho, doy conciertos... Y pocas veces tengo tiempo para tumbarme en el sofá y elegir alguna obra. Y si lo tengo, lo que echo de menos es el silencio.

--¿Qué hubiera pensado su padre Ataulfo Argenta, director reconocido, de su hijo, divulgador reconocido?

--No sé.... Le gustaría si me viera ahora... Un periodista que entrevistó a mi padre poco antes de morir le dijo que era un gran divulgador, porque gracias a él se llenaban los teatros, y eso era un milagro porque elevaba el interés de la gente por la música. Pero mi padre le contestó que él dirigía y que de la divulgación ya se encargarían otros. Y, bueno, yo he hecho lo que he podido.