Todos debemos preguntarnos quién, qué, cómo, dónde, cuándo y, sobre todo, el por qué de las cosas, aunque eso, en política y religión, supone que acabas por no creer en nada". Con estas palabras, el escritor Fernando de Orbaneja justifica la creación de su último libro Jesús y María. Lo que la Biblia trató de ocultar (Ediciones B), redactado en la línea de su ya considerable lista de títulos polémicos sobre la Iglesia católica: Lo que oculta la Iglesia, Historia impía de las religiones y La Biblia al desnudo .

En esta ocasión, el objetivo del autor es acercar al lector la figura de María y de Jesús desde un punto de vista puramente "racional", tomando como referencia un minucioso análisis de los Evangelios conocidos y diversos textos alusivos a sus vidas. A partir de dicho análisis, De Orbaneja concluye que "se observan multitud de contradicciones imposibles de resolver teniendo en cuenta que no existen datos históricos fidedignos, salvo los relatos interesados".

Por ello, y pese a no discutir la existencia histórica de un Jesús hombre, judío, que buscó la liberación de su pueblo, sí pone en tela de juicio los textos bíblicos que lo describen. Desde su punto de vista, los Evangelios canónicos --los de Mateo, Marcos, Lucas y Juan-- no tendrían por qué ser más "importantes" que los conocidos como apócrifos --no reconocidos como válidos por la Iglesia católica--, ya que ambos fueron escritos en base a una transmisión oral (según admite la propia Iglesia, ninguno de los evangelistas oficiales presenciaron los hechos que relatan).

Además, para este jubilado ingeniero industrial que ejerció como profesor, "el lenguaje oscuro y confuso" y "la ambigüedad del texto bíblico" es lo que ha dado lugar a todas las interpretaciones que se conocen y que "sirven de fundamento a religiones tan heterogéneas como la judía, la católica, las protestantes y hasta la musulmana".

De Orbaneja dedica su libro "a los curas, que tanto nos han mentido", y aclara que sí hay textos alusivos a los vacíos que existen en la biografía de María o de Jesús (referidos, por ejemplo, a sus hermanos), pero que "si un día la Iglesia autorizara el estudio de sus archivos secretos, las cosas cambiarían". Aunque, por otra parte, cree que "será difícil que esto ocurra porque quedarían destruidos los cimientos de dogmas y preceptos".