Fernando Savater entra en rápida tertulia con Nélida Piñón, con Antonio Basanta; hablan de perros y ríen. Savater parece un hombre feliz, aunque luego hable del imposible de la felicidad y prefiera la palabra alegría. Bien, Savater es un hombre alegre. Nada abrumado a pesar de que ha sido una de las cientos de personas amenazadas de muerte por ETA. Tras el anuncio del alto el fuego de la banda terrorista, no parece que el escritor y filósofo se sienta especialmente transformado. No ha dejado, ha dicho en varias ocasiones, que esta presencia ominosa, que le ha obligado a llevar guardaespaldas durante años, le hiciera torcer el gesto. Ha seguido disfrutando de la vida: viajando, dando conferencias, opinando, escribiendo. Ayer participó en el congreso de la lectura de Cáceres abordando una de sus pasiones, además de las carreras de caballos: los libros. Momentos antes lo hizo, bajo la luz de su nueva situación de no amenazado, para este diario.

--Durante estos años de amenaza, la lectura le habrá servido de consuelo.

--Los libros me han ayudado mucho en mi vida. Son como un jardín de infancia y cuando uno tiene problemas personales, familiares o de este tipo que me comenta, se mete en ellos como si se fuera de vacaciones. Yo estoy a mi aire con ellos, oxigenándome. Son como los medicamentos de una farmacia, donde uno encuentra remedio para sus dolores y curan su melancolía, su aburrimiento o su ignorancia.

--Vivirá con menos miedo.

--Nunca me han dado miedo estas cosas. No me ha preocupado mi seguridad. Tengo miedo, por ejemplo, a que me dé una apendicitis, pero no esas cosas.

--¿Qué perspectivas se abren ahora con este alto el fuego?

--Creo que no hay nada escrito. Pero en todo caso, se puede decir que ha sido una victoria y que a veces es más difícil gestionar una victoria que una derrota.

--Algunos han hablado que no hay que plantear la cuestión de vencedores y vencidos.

--Pero hay vencidos. Ha perdido el nacionalismo, el terrorismo, aquellos que pretendían cambiar el estado de derecho.

--¿Habrá cesiones?

--En el proceso de paz tiene que haber el alto el fuego y la constitucionalización del País Vasco. Y esto tiene que quedar explícito.

--¿El traslado de presos al País Vasco es una cesión?

--Que vuelvan los presos corresponde a la política penitenciaria, y acercarlos al País Vasco no va en contra de las leyes. Eso sí; con el tiempo, los familiares de esos presos tendrían que ir a las víctimas para pedirles que intercedan por ellos, para que se produzca ese traslado. Y las víctimas deberían acceder.

--En una entrevista que mantuvo con el presidente del Gobierno sobre el terrorismo, parecieron convencerle las palabras de Rodríguez Zapatero.

--La entrevista confirmó lo que sabíamos en el País Vasco, a través, por ejemplo, de los zutabe (boletines de comunicación interna de ETA). Pienso que los políticos tienen buenas intenciones y que hay que darles confianza, pero sin caer en la ceguera.

--Nunca se le ve sombrío, ni siquiera, al menos públicamente, en los momentos más duros de esta experiencia.

--Suelo estar alegre. Esta es una sociedad de quejicas y si las cosas me molestan intento cambiarlas; si no, me resigno, pero no voy quejándome por ahí.

--¿Volverá a San Sebastián?

--Nunca he dejado de vivir allí. Vivo con mi suegra, con mi mujer, con todo lo que me gusta.