Caras tristes y muchas lágrimas en el barrio sevillano de la Macarena. Antonio Núñez Montoya, el Chocolate , falleció en su domicilio en la noche del martes víctima de un cáncer de pulmón que se había agravado en los últimos meses. Tras recibir el último adiós de amigos y aficionados al flamenco en la capilla ardiente instalada en su casa, sus restos mortales serán enterrados hoy en el cementerio de San Fernando.

Nacido en 1930 en Jerez de la Frontera (Cádiz), el Chocolate se forjó como una de las grandes leyendas del flamenco más puro en Sevilla, donde sustituyó su gran pasión, el fútbol, por el aprendizaje de los secretos del cante jondo de la mano del Sevillano y Los Pavones (Tomás y Dolores, la Niña de los Peines). Se rodó cantando fandangos en las calles y pasando luego la bandeja. Su primera actuación profesional fue en el Teatro Zorrilla de Melilla, y desde allí comenzó su despegue hacía escenarios de Madrid y compañías de baile con las que recorrió Europa y América. En el 2002 recibió un Grammy Latino al mejor disco flamenco por Mis 70 años con el cante .