Hace ocho años, el actor Pau Durà (Alcoy, Alicante, 1972) estaba de vacaciones en Formentera junto a su mujer. Disfrutaba del paraíso y, al mismo tiempo, pensaba en la gran responsabilidad que se le venía encima, la mayor de su vida: el inminente nacimiento de sus gemelos. Sin saberlo, el actor parió en ese momento una idea para empezar a escribir el guion de la que sería su primera película como director: Formentera Lady, la historia de un hippy que vive en una isla al margen de la sociedad y que, de repente, se topa con la enorme responsabilidad de cuidar a su nieto. El filme -humilde en presupuesto y enorme en honestidad y verdad- se acaba de presentar en el festival de Málaga con todas las papeletas para entrar en el palmarés. A las salas comerciales llegará el 29 de junio.

EN LA PIEL DE UN HIPPY / «Estoy nervioso, Pepe», le confesó ayer Durà a José Sacristán durante la proyección de la película a la prensa. «Te jodes», fue la contundente respuesta del veterano actor, historia viva del cine español y protagonista de Formentera Lady, donde se pone en la piel de un hippy «hasta el forro de sus huevos», un tipo que vive en la playa, en una casa sin luz, un ser tan libre como egoísta que no sabe tratar ni a las mujeres, ni a los amigos, ni a su nieto, un inocente chiquillo de 10 años.

Durà (El Príncipe, Tots volem el millor per a ella, La zona, Merlí…) no es ningún novato en la dirección ni mucho menos. Ha realizado varios cortos, ha rodado una película para televisión y ha dirigido una obra de teatro. Rodada en catalán y castellano, Formentera Lady es su proyecto más personal. «El guion habla de cómo todo paraíso tiene sus sombras. Y otra idea fundamental es que nunca es tarde para poner en duda ciertas certezas», explica el realizador, que ha sabido huir del melodrama para apostar por la sutileza a la hora de hablar de una relación abuelo-nieto y padre-hija.

Nora Navas da vida a la hija de Sacristán, una mujer que tiene que pasar un tiempo fuera del país y que se ve obligada a dejar a su hijo (Sandro Ballesteros) a su cuidado, por llamarlo de alguna manera. «Nunca te he pedido nada. Haz algo por mí por una vez en tu vida», le reprocha el personaje de Navas a su padre, que se gana la vida tocando el banjo en un garito de Formentera, donde llegó hace muchos años y donde decidió pasar de todo, incluida su familia.

LA IMPORTANCIA DEL HUMOR / Formentera Lady -que toma el título de una canción de la banda de rock King Crimson- habla de la masculinidad. Mejor dicho, de la fragilidad del hombre, de los adultos que siguen siendo niños grandes. Y, por lo tanto, egoístas. Adultos que han perdido las virtudes de la infancia pero que han conservado todos sus defectos. «En realidad, es una película femenina porque los protagonistas no son nada sin las mujeres», defiende José Sacristán, al que el guion le gustó tanto que solo tardó dos días en decidirse, lo que habla por sí solo del impacto que tuvo. La experiencia es todo un grado y él lleva 60 años subido a las tablas, algo de lo que no pueden presumir muchos actores.

Inundada de gotas de humor y con el claro lema de que menos es más, la película que ayer se puso de largo en Málaga narra un viaje crepuscular donde todos los personajes aprenden algo y es ahí donde reside la gran fuerza esta producción que, no obstante, es una incógnita hasta donde puede llegar.

Señalar finalmente que el viaje es tanto físico como mental y el guion está lleno de preguntas sin respuesta. Pau Durà no quiere pontificar. Solo «entretener, divertir y, básicamente, conmover a los espectadores». Ahí es nada. «Me encanta que haya grandes películas españolas que barran en taquilla. Es muy buena noticia. Pero el cine -asegura el director con rotundidad- también tiene que dejar su espacio a los filmes más pequeñitos e íntimos. Consideramos que merecemos que el público nos dé una oportunidad», concluye el director, cinéfilo y apasionado de la pantalla grande.