FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO BARCELONA, 1963

OBRAS PUBLICADAS ´EL TRIUNFO´, ´QUEDATE´, ´UN ENANO ESPAÑOL SE SUICIDA EN LAS VEGAS´

OTROS TRABAJOS GUIONISTA DE CINE (´ANTARTIDA´) Y ARTICULISTA

PREMIOS NADAL DEL 2008 POR ´LO QUE SE DE LOS VAMPIROS´

Los dos premiados en la noche del premio Nadal son jóvenes (más Melcior Comes; nacido en 1980, que un Casavella que ha corrido ya mucho a sus 44 años), han viajado al pasado para dar un giro total a su trayectoria anterior y se atreven con temas de calado, tan transitados que aportar alguna novedad es todo un reto: la sociedad cosmopolita de los ilustrados en el caso de Francisco Casavella, los campos de concentración y la guerra en el frente de Rusia en el de Melchor Comes.

--¿Sus vampiros son chupasangres inmortales o metáforas?

--Ni chupasangres, ni Blade, ni dráculas, ni llevan capa. A ver cómo puedo explicarlo. En la época en que está ambientada la novela se modela el concepto de un nuevo hombre y una nueva civilización. La razón tiraba por tierra ciertos mitos teológicos pero creaba también el mito de que con la razón y el progreso se va a todas partes cuando la razón ha servido para justificar las barbaries más atroces que antes se hacían en nombre de Dios. Eso es el vampiro, el no alcanzar la categoría de ser humano, la pérdida del ideal humanista.

--Me parece oír al Papa culpando a la ilustración de los males de hoy. ¿Qué le ha cogido?

--Me excomulgará cuando lea el capítulo que pasa en Roma. Todos los males, no... Digo simplemente que la razón tiene dos libros de contabilidad, que el culto a la razón tenía una especie de agenda oculta, o una caja B.

--Menudo cambio, de las historias de barrio de Barcelona al siglo XVIII.

--Soy novelista y trabajo con materiales del pasado, desde ayer mismo a más atrás. Un novelista escribe de cosas que estimulan su imaginación. Después de escribir El día del watusi casi agoté los asuntos de los que yo podía hablar. Aunque Barcelona nunca la he entendido como sello novelístico. Escribo de Barcelona porque vivo aquí y me resultaba muy fácil.

--Según el jurado, los personajes forman parte de una sociedad filosófica itinerante. La cosa no irá de sectas conspirativas, ¿no?

--Si sale algún que otro masón debe tener en cuenta, y no se crea a los esotéricos, porque ser masón a finales del siglo XVIII era como ser del PSUC en los años 70. No estaba del todo legalizado pero era una manera de aglutinar a un grupo de gente. El protagonista es el benjamín de una familia de propietarios gallegos, un novicio que sigue a los jesuitas en su expulsión, acaba en Roma y empieza a encontrar a toda una serie de gente que serían como el mundo del espectáculo de la época, desde filósofos ilustrados a actores, actrices, putas, estafadores, científicos... Iban de corte en corte, cambiándose los nombres, y allí estaban integrados desde Voltaire hasta Casanova, que era un sinvergüenza, Cagliostro, que era un estafador... Estos personajes se van encontrando, como tahúres que se reconocen y hacen ver que no. Más que de una sociedad secreta hubiese sido mejor hablar de bandarres.

--O pícaros.

--Ahí está, pero esa picaresca la aplicaba incluso Voltaire.

--Algunos se preguntarán que hace Casavella escribiendo también novela histórica.

--Me molesta. Empecé a escribirla hace cinco años. Vamos a hacer una reflexión: hay dos tipos de novela histórica, un género que enseña historia amenizando, coge un episodio y cuatro personajes y cuenta un pedacito de historia, y que puede ser muy digno, y hay quien pretende escribir una historia ambientada en el pasado. Me siento próximo a ese tipo de novelas que con el tiempo se leen como novelas en el más amplio sentido de la palabra. Pero hay novelas a las que se aplica el adjetivo histórico de forma indebida, como el thriller histórico, que no tiene nada que ver.

--Por lo menos no ha escrito sobre nazis.

--Se me podría haber ocurrido, son muy socorridos. Mira de reojo a la mesa vecina, donde está el ganador del Pla, y lo deja estar.