El pintor pacense (Badajoz, 1985) cuelga su primera muestra individual en su ciudad natal, 'Innuendo', con obras de dos proyectos sobre retratos y paisajes

Ironía e insinuación. Es lo que significa el término inglés innuendo . Francisco Murillo lo escuchó en una canción del grupo de rock Queen y lo ha reservado para titular la primera exposición individual que realiza después de cinco años de estudiante de Bellas Artes en Sevilla.

Innuendo , que se inauguró ayer en la sala Vaquero Poblador de la Diputación de Badajoz, reúne paisajes (el Guadiana, Sevilla) y retratos pintados por el artista pacense en ese periodo. Que hay ironía no hay más que recorrer las caras expresivas de sus retratos, enormes rostros deformados de amigos de estudio de Murillo que se prestaron a este juego con un género pictórico al que le da la vuelta, sabedor del escaso prestigio del humor en el arte (y por extensión en la cultura).

"Es cierto, parece que el arte sean cosas serias, críticas, intelectuales, de protesta...". Naturalmente, como el humor empieza por uno mismo, el propio Murillo incluye en esta colección autorretratos, especialmente uno realizado con bolígrafo Bic: un nuevo guiño humorístico que se une al gesto de loco del autor y al motivo que representa, tan tradicional en la historia del arte: el cuadro dentro del cuadro: Murillo se representa a sí mismo pintando el autorretrato que ve el espectador.

En este pacense se cumple otra tradición docente: aquellos aspirantes a pintores nacidos en la provincia de Badajoz eligen el camino de Sevilla, mientras que los nacidos en Cáceres optan por Salamanca.

Las indicaciones de sus maestros de secundaria (más el apoyo de sus padres) le orientaron a la capital andaluza, donde, también por tradición pictórica, se encuentran los estudios más prestigiosos en este terreno.

"No lo puedo confirmar --declara--, porque no conozco otras facultades, pero es cierto que se da mucha importancia a la figuración, al dibujo y la gente sale mejor preparada, con una gran técnica".

Allí ha aprendido lo que significa pintar. "El cuadro es una lucha que tienes que ganar tú", afirma. Para ello ha adquirido expresividad, soltura en las pinceladas y la conciencia de que hay técnica y pensamiento en la ejecución de una obra.

Una estancia en Roma becado como Erasmus, le puso en contacto con "la ciudad del arte, de la historia pura". Sus paseos acababan con apuntes en su libreta de lugares como Villa Ada, Villa Borguesse o Apia Antica.

Pintor irremediable, reconoce que "hoy se está perdiendo la pintura", ante el avance de otras técnicas, de otras tecnologías. "Pero no creo que deje de tener el caché que tiene".

Aunque cuando se le pregunta de quiénes ha aprendido pintura dice que "se aprende más de los compañeros", los nombres de Dalí o Tápies forman parte de sendos homenajes en cuadros suyos.