Probablemente haya pocas imágenes tan capaces de estremecer y provocar retortijones al ser escupidas por una pantalla grande como el primer plano de una aguja hipodérmica que penetra en un pedazo de carne humana. Ayer dio la oportunidad de confirmarlo la primera escena de ´Le refuge´, presentada a competición: una pareja de yonquis parisinos se preparan un chute de heroína y se abandonan al éxtasis químico. A la mañana siguiente, él ha muerto y ella está en coma. Cuando despierta, descubre que está embarazada. "La maternidad no siempre está motivada por el deseo de tener un hijo. Puede ser simplemente una forma de suplir una pérdida", dijo ayer el director de ´Le refuge´ François Ozon.