El dramaturgo y actor Andrés Lima recibió «como un honor» la noticia de la concesión del Premio Nacional de Teatro 2019, dotado con 30.000 euros, tras un fallo que destaca de él, entre otros aspectos, su «compromiso social y su activismo cultural».

«Me gusta mucho que me definan así», ratificó tras conocer la opinión del jurado que le ha otorgado esta distinción y de la que formaba parte la actriz Julieta Serrano, ganadora en 2018. Fue en medio de una clase de teatro precisamente cuando Lima (Madrid, 1961) recibió la llamada de la directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Amaya de Miguel, quien le comunicó la decisión.

Sobre «su constante labor de investigación artística y búsqueda de nuevas formas y estéticas teatrales», como le reconoce el fallo, admitió que su «inquietud desde hace mucho tiempo» es «hacer procesos basados en la investigación».

En la concesión del premio a este dramaturgo vinculado a la compañía Animalario se subrayó finalmente su «capacidad para crear puentes culturales dentro del conjunto del territorio».

TRAYECTORA / Lima debutó como director de teatro en 1997 con Qué te importa que te ame, de la que él era también el autor. Fue su primer proyecto para la compañía Animalario, de la que es fundador y para la que ha dirigido multitud de obras como El montaplatos (2012), Urtain (2008) Tito Andrónico (2009) de William Shakespeare, Marat-Sade (2006) de Peter Weiss o Alejandro y Ana: lo que España no pudo ver del banquete de la boda de la hija del presidente (2002), con texto de Juan Mayorga.

Lima insistió en este sentido en su «voluntad de mirar alrededor, desde un punto de vista social y también político para reflexionar sobre el mundo que vivimos y que estamos haciendo». Además se mostró «muy orgulloso de haber participado en Animalario» pero sobre todo, complacido «por haber unido a gente de distintas disciplinas y acceder al conocimiento a través del teatro».

Becado por el Royal Court Theatre de Londres en su programa de residencia internacional para dramaturgos emergentes, entre las obras que ha llevado a escena también se encuentran Falstaff (2011) de William Shakespeare o Las brujas de Salem (2017) de Arthur Miller, con adaptación de Eduardo Mendonza.

Entre sus últimos montajes destacan Shock (El Cóndor y el Puma) (2019) y La vuelta de Nora (Casa de muñecas 2) (2018). En mayo está previsto que regrese al Centro Dramático Nacional para estrenar El chico de la última fila, de Juan Mayorga. Además de esta, en la actualidad prepara otro montaje, Prostitución, para el que dice haberse entrevistado con asociaciones a favor y en contra de esta realidad social y «ofrecer así una muestra lo más completa posible para sugerir el debate».

El jurado estuvo presidido por la directora general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas, Amaya de Miguel, con el subdirector general de Teatro del INAEM, Fernando Cerón Sánchez-Puelles, como vicepresidente..