Silvia Abril y Andreu Buenafuente repiten este año como maestros de ceremonia de la 34ª edición de los Premios Goya, que se celebrará en Málaga el próximo sábado. En la pasada edición lograron romper con esa maldición que pesaba sobre los conductores de la gala, siempre pendientes de ser cuestionados o ridiculizados en las redes sociales. Son muchos los que han salido escaldados de esta tarea, como Dani Rovira, que protagonizó un sonoro rebote tras su última edición al frente, pero Abril y Buenafuente estuvieron a la altura de las circunstancias y prácticamente no recibieron ninguna crítica. Quizás por eso, el presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso, volvió a ficharlos durante la fiesta posterior a los premios.

Un paso adelante

Un paso adelanteYa en ese momento les avisó: «Hay que cambiar el formato». El reto estaba lanzado y Buenafuente recogió el guante. «Este año queremos dar un paso adelante, nos hemos envalentonado. Se trata de uno de los eventos más importantes en nuestro país y toca hacerlo a lo grande», declaró ayer el presentador.

¿Y qué significa hacerlo a lo grande? Aprovechar las posibilidades del Palacio de Deportes José María Martín Carpena para orquestar un espectáculo visual en el que habrá pantallas donde se proyectarán imágenes y animaciones, y estructuras construidas específicamente para la ocasión. «El recinto estará presidido por un escenario de 580 metros cuadrados rodeado de una plataforma autoportante de 10 patas que soporta un techo técnico de 20 toneladas a 15 metros de altura», especificó Barroso.

«El espacio ha supuesto un reto creativo, y eso nos ha servido para jugar con él, para componer una escenografía más compleja a nivel tecnológico y moderna. Aunque lo realmente importante es la emoción que transmiten los ganadores, eso no se puede construir ni recrear. El factor humano es lo que cuenta», dijo Buenafuente.

Será la segunda vez para Abril y la cuarta para Buenafuente, que ya se encargó en dos ocasiones más, en el 2010 y el 2011. «Cada vez me hace más ilusión, será porque me hago mayor», bromeó. De nuevo la producción y la dirección correrán a cargo de El Terrat, que ha trabajado activamente con la Academia de Cine para el diseño de la ceremonia.

No quisieron desvelar demasiados detalles para mantener el misterio, pero como novedad, para que el público malagueño se sienta integrado en el evento, se han instalado una grada con una capacidad de 500 personas y pantallas para que la ceremonia pueda ser disfrutada desde el exterior del recinto. Unas medidas que surgen como reacción a las críticas de los espectadores sevillanos que se acercaron el año pasado a ver el ambiente y no pudieron ni asomarse detrás de una valla. «Nos quedó esa espinita clavada», indicó Abril. «Así que este año habrá más facilidades para que el público pueda participar en esta fiesta del cine».

Aunque todavía quedan muchas sorpresas por desvelar, los responsables dieron algunos nombres de los protagonistas de las actuaciones musicales. El más internacional será el británico Jamie Cullum. «Está a un paso de ser el nuevo James Rhodes y venirse a vivir a España», dijo Abril. Ana Mena y Rayden se encargarán de dar el pistoletazo de salida, y el Goya de Honor también tendrá acento musical con Amaia homenajeando a Pepa Flores, además de la hija de la artista, Celia Flores, que también participará en esta entrega tan especial.

¿Irá a recoger el premio Pepa Flores? Es una de las grandes incógnitas de la noche. Lleva décadas retirada de la vida pública, no da entrevistas y se encuentra amparada en el anonimato. En cualquier caso, Mariano Barroso dejó claro que el Goya de Honor se otorga a una persona por su trayectoria y por lo que representa. «Más allá de que venga o no, el premio es a ella», señaló.

El espectáculo que ha puesto en marcha Antonio Banderas en su recientemente inaugurado Teatro del Soho de Málaga, A chorus line, también tendrá cabida en la gala.

Se entregarán un total de 29 galardones a lo largo de unas tres horas. «La duración forma parte del show. Yo creo que bajar el micrófono o subir la música a los premiados es algo de mal gusto que no funciona. Con lo bonita que es la emoción», añadió Buenafuente.

En lo que sí parece que se ahorrará tiempo será en la apertura de los sobres. Barroso enseñó el nuevo modelo, que lleva incorporada una lengüeta. «Yo creo que, al menos, 20 minutos ganamos con esto».