En una noche con marcado acento español, los Grammy Latinos se rindieron al osado talento de Rosalía, la gran triunfadora de la vigésima edición de los premios celebrada en Las Vegas. Mejor disco del año, mejor álbum de pop y mejor canción urbana por Con Altura, su colaboración con el reggaetonero colombiano J Balvin. Estoy en shock, esto es lo último que me esperaba, os lo juro por dios, dijo la catalana al recibir visiblemente emocionada el último galardón de la noche por El Mal Querer. Rosalía acabó imponiéndose a Alejandro Sanz, que partía como el gran favorito de la velada con ocho nominaciones y acabó conformándose con dos. Andrés Calamaro, el puertorriqueño Bad Bunny o Juanes fueron otros de los nombres de la jornada en una ceremonia que celebró el boom comercial que vive la música español.

En su tercera comparecencia ante el gran escaparate de la música latina en Estados Unidos, Rosalía redondeó el gran momento por el que atraviesa, solo un mes después de superar los 1.000 millones de reproducciones en YouTube con Con Altura. Pero sobre fue un reconocimiento al trabajo de orfebrería que hizo todavía sin el apoyo de la industria junto a Pablo Díaz-Reixa, El Guincho, en 'El Mal Querer', el disco que puso en órbita el fenómeno de aquella enamorada del flamenco que se atrevió a rehacer sus costuras. Intento siempre estar a la altura de vuestro cariño y vuestro apoyo, dijo la artista de Sant Esteve Sestovires tras mostrar su incredulidad por el reconocimiento de estos Grammy. El Guincho y yo lo hicimos en un piso, con dos ordenadores, una tarjeta de sonido. Es increíble que pase esto. Como ella, su socio en la producción se fue también de Las Vegas con tres Grammys.

Era la tercera vez que Rosalía subía al escenario tras interpretar un medley con su nuevo sencillo, A palá, seguido de Con Altura. Antes había agradecido a la Academia que le diera una de sus primeras oportunidades, al nominarla cuando en 2017 cuando solo era una promesa. No hay nada que te dé más orgullo que ganar un Grammy, dijo antes de agradecer el apoyo de sus fans. Gracias por abrazar mi música, os quiero mucho.

La coronación de la artista de Sant Esteve Sesrovires restó brillo a la noche de Alejandro Sanz, todo un veterano en los Grammy. El madrileño se llevó las estatuillas a la mejor canción y grabación del año con Mi persona favorita', que interpreta junto a Camila Cabello. Hace 8 años mi mama nos dejó y hoy es su cumpleaños, así que este es el regalo para ella, dijo Sanz al recoger uno de los premios. Viva la vida y viva la música, apostillo para terminar.

Presentada por Ricky Martin, Paz Vega y la actriz mexicana Roselyn Sánchez, la gala tuvo pocos momentos reivindicativos sobre el escenario, a pesar del momento tumultuoso por el que atraviesan varios países latinoamericanos o la hostilidad hacia los inmigrantes hispanos que emana de la Casa Blanca. En la sala de prensa y la alfombra roja todo fue, sin embargo, muy diferente. Antes de recibir el Grammy al mejor álbum de música alternativa, la chilena Mon Laferte se bajó el vestido a la altura del pecho para expresar su indignación por la situación que se está viviendo en su país. En Chile torturan, violan y matan, se escribió sobre el pecho descubierto. También la venezolana, Nella, escogida como artista revelación del año, aprovechó la oportunidad para reclamar un cambio político en Caracas. Espero que pase algo esta vez. Tenemos esa esperanza desde hace mucho. Espero que haya un cambio.

La noche tuvo también sus momentos de nostalgia, con tributos a algunos de los grandes de la música latina, desde Celia Cruz, con la que se abrió la gala, al recientemente fallecido Camilo Sesto, interpretado por el colombiano Fonseca. Uno de los momentos más intensos fue el homenaje a la carrera de Juanes, uno de los grandes exponentes del pop-rock en español, elegido en esta edición como Persona del Año. En una de las grandes sorpresas de la gala, el premio se lo entregó el batería de Metallica, Lars Ulrich, quien se declaró fan de la música del colombiano y resaltó su humanidad. Parece que Juanes no se lo esperaba, y se emocionó: ¿Qué? Hace 30 años yo estaba en Medellín escuchando vuestra música. Tío, vosotros cambiasteis mi vida, dijo antes de recrearse en una larga lista de agradecimientos a su familia y su entorno profesional. Calamaro se llevó el mejor disco de pop-rock con Cargar la Suerte y también la mejor canción del género con Verdades afiladas.

Estos han sido unos Grammy con polémica porque nuevamente han vuelto a ningunear a los sonidos urbanos, los principales responsables del boom actual de la música latina, cuyos ingresos se duplicaron el año pasado en EE UU respecto a los de 2016. Ningún artista de reggaetón, trap o hip-hop ha sido nominado en las tres categorías principales. Ni Balvin, ni Daddy Yankee, Nicky Jam o Ozuna, que superó este año a Justin Bieber como el artista con más reproducciones en YouTube.

Las protestas expresadas en las últimas semanas por los principales representantes del género se escucharon también durante la gala en boca Bad Bunny, quien se llevó galardón al mejor álbum de música urbana con X 100Pre. El reggaetón es parte de la cultura latina y está representando, al igual que otros géneros, la música de América Latina, dijo el puertorriqueño, que acudió a recoger el premio vestido con unas bermudas y una camisa hawaiana.