Tras su ópera prima, ‘Lady Bird’, Greta Gerwig (Sacramento, 1983) se confirma como una de las voces más personales de su generación gracias a esta chispeante adaptación de la novela ‘Mujercitas’ en la que potencia el mensaje feminista y otorga un nuevo sentido a los personajes. ¿Su misión? Que nos acerquemos a la historia como si fuera la primera vez. Por eso modifica la estructura, moderniza las actitudes e introduce una visión íntima en torno al proceso creativo. Así, nos aleja de los moldes de la postal navideña para dar paso a una reflexión sobre a la mujer en un mundo de hombres.

-¿Qué supuso para usted el clásico literario de Louisa May Alcott?

-Podríamos decir que es un libro con el que crecí. Gracias a él quise convertirme en escritora y crear historias. Cuando lo volví a leer como adulta, sobre los treinta años, me sorprendió lo moderna que era al hablar de temas como la pertenencia, el arte y la ambición, el dinero y las mujeres. Son cuestiones a las que le dedico mucho tiempo, pienso en ellas y me interesan a nivel personal y artístico.

-¿Por qué era el momento más adecuado para adaptarla de nuevo?

-Era un texto que me hacía respirar. Una obrade aprendizaje y autodescubrimiento, como también lo era ‘Lady Bird’, pero en esta ocasión podía prescindir del elemento autobiográfico, y seguir estando muy próxima a todo lo que contaba. Está además adelantada a su tiempo, y en la actualidad nosotros estamos un poco retrasados al nuestro.

-¿Quería imprimir una lectura feminista al clásico?

-Esa lectura ya viene de Louisa May Alcott. Me gusta su visión porque su feminismo no es didáctica ni tampoco exclusivista. No establece diferentes jerarquías, sino que las elimina. En el libro hay buenos hombres y buenas mujeres. Su visión de la igualdad y del matrimonio son muy osadas. Por ejemplo, el personaje de Laurie se siente libre cuando está en casa de las March, rompiendo las barreras de la masculinidad. No se sabe si quiere ser hermano, hermana o marido.

-¿Cómo consiguió aglutinar a todos los intérpretes que aparecen en la película?

-Desde el momento en el que Meryl Streep quiso estar en la película, todo el mundo se apuntó al proyecto. Es lo que pasa siempre con Meryl (risas). A Emma Watson la admiraba por su inteligencia y sensibilidad, por su trabajo como actriz y como activista. A Florence Pugh la vi en ‘Lady Macbeth’ y a Eliza Scanlen en la serie ‘Heridas abiertas’. Ambas me resultaron fascinantes. Es difícil explicar por qué te gusta un actor. A mí me pasa que no puedo dejar de mirar su rostro y nunca me aburro de él.

-¿Qué es lo que más le gusta de esta nueva generación de actores?

-Que se atreven a hacer cosas arriesgadas y que disfrutan con un proceso de composición complejo. Florence Pugh venía directamente de rodar ‘Midsommar’, Timmy de ‘The King’ y Saoirse Ronan… es la mejor, soy afortunada de poder haber rodado con ella dos películas.

-En la película elude la estructura temporal lineal y apuesta por los flashbacks

-La idea estuvo ahí desde el principio. Quería contar la historia cuando ya fueran todos adultos y recordaran su niñez. Era una forma de reflejar mi propia experiencia como lectora. Comenzaron a aflorar las conexiones internas basadas en recuerdos, y eso es lo que le terminó dando consistencia al relato.

-Durante el rodaje estaba embarazada, ¿cómo fue la experiencia?

-No se lo dije a nadie y nadie se dio cuenta. Hay un momento en el que ya puedes empezar a contarlo, pero como nadie me preguntaba por ello, seguí como si tal cosa. Cuando terminé el rodaje sí que le pedí a la productora: “necesito dos semanas libres para dar a luz” (risas).

-En la película introduce una reflexión propia acerca de la creación y el proceso literario.

-Quizás es lo que hace esta película más mía y personal. Quería investigar en la figura de la escritora a través de la estructura y a través de la propia Jo March. Y a partir de ella, encontrarme a mí misma como autora. En el fondo, se trata de reivindicar a Louisa May Alcott y a mí misma y cómo ambas nos miramos en el reflejo de Jo para expresarnos. Por otro lado, quería hablar sobre el lugar que ocupan las mujeres dentro de los relatos y de la historia de amor entre una chica y un libro, que no es el típico romance convencional.

-¿Qué le ha enseñado la adaptación de este clásico?

-Que las cosas no se construyen desde la nada, que hay un largo proceso para ponerlas en marcha. Que la democracia es un acto de imaginación, es algo que se puede crear una y otra vez. Y que me gustan las chicas que se mueven rápido.