Renunciaron a la autoría en beneficio del grupo. Plantearon una teoría del arte como utilidad social y la extendieron a la pintura, a la escultura, a la arquitectura, el cine o hasta el diseño de muebles. Lo hicieron desde París en 1957, pero procedían de la España de la dictadura franquista.

Cinco años después, con una obra consolidada y personalmente colectiva, se dispersaron. A uno de ellos, Agustín Ibarrola, el franquismo lo encarceló cuando trabajaba en el lanzamiento de Comisiones Obreras. Un tribunal militar lo condenó a nueve años de cárcel. Otro, el extremeño Angel Duarte, muerto el pasado año, se marchó a vivir a Suiza y a José Duarte, que vendió obra para ayudar a presos políticos, el régimen lo expulsaron de la Escuela de Artes y Oficios de Córdoba, donde trabajaba.

El MEIAC de Badajoz levanta acta de vigencia del Equipo 57 y reunió ayer a cuatro de sus supervivientes, que nunca han perdido el contacto: Agustín Ibarrola, Juan Serrano, José Duarte y Juan Cuenca, todos en torno a los 80 años de edad, que aún viven el arte como un territorio de sus propias vidas.

Un arte desconocido

Una exposición formada por 70 piezas conmemora los 50 años del grupo. El conjunto de obras abarca las disciplinas que investigaron los cinco artistas: arquitectura, diseño, pintura, escultura, cine, dibujo y manifiestos.

Jóvenes inquietos, que vivían en una España aislada, se conocieron en París y enseguida conectaron. Juan Serrano explica que no tenían "una idea clara" de dónde querían llegar cuando fundaron el grupo, aunque coincidían en su "inconformismo" ante la realidad en la que vivían. "Viajar allí era conocer un arte desconocido en España", afirma el cordobés José Duarte.

Influidos por Jorge de Oteiza, empezaron a experimentar, a formular teorías según una idea de trabajo colectivo, de manera que renunciaban a la autoría, explica Luisa López, comisaria de la exposición. La investigación sobre el espacio y el uso del color definen su práctica artística. Enseguida contactaron con la galería Denise René, "la más importante de París en esos momentos". Mientras tanto, hacían piña común para fondos con los que vivir. Por ejemplo, recuerda José Duarte, trabajando como pintores de brocha gorda.

Desde allí contactaron con otras galerías y museos, y empezaron a trabajar internacionalmente. Partiendo de la abstracción geométrica, "racionalista", según Duarte, "meditada, nada espontánea como otra que se realizaba en aquellos momentos", señala López, los artistas del Equipo 57 partían de la "utopía marxista del arte como transformador de la sociedad".

Si en España expusieron en aquellos años, el reconocimiento solo les vino entonces desde el extranjero. Pero una muestra en los años 90 organizada por el Museo Reina Sofía situó al grupo en su contexto histórico y destacó su importancia.

La ruptura del Equipo 57 fue traumática por la detención de Ibarrola, la represión que sufrieron otros como José Duarte y la propia dispersión del grupo. Dejaron de verse con frecuencia, aunque no rompieron el contacto, y cada uno emprendió por separado su vida.

"Fue un corte radical", afirma Luisa López. Tan radical como su producción. "La calidad se impuso desde el principio hasta el final".

Organizada por el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, con la colaboración del MEIAC, la muestra se beneficia de los fondos del grupo, que en su mayoría se conservan en Córdoba. Se han recuperado bocetos y rescatado obras inéditas, que ahora ven la luz.