Qiu Xiaolong (Shanghái, 1953), poeta y traductor, exiliado y nacionalizado en EEUU, retrata los cambios de la sociedad china en su serie de novelas negras protagonizadas por el policía de Shanghái Chen Cao, buen lector y gastrónomo. En su último libro, El caso Mao (Tusquets), lidia con retorcidos personajes que añoran al Gran Timonel.

--¿La policía china está sujeta a controles y garantías, o actúa arbitrariamente?

--Hasta cierto punto hay procedimientos legales, pero los casos políticos dependen de la voluntad del partido y las garantías legales son una apariencia. Por esto mi inspector Chen siempre está caminando sobre un alambre. Por un lado quiere hacer justicia y por el otro llegar a compromisos con el sistema.

--Habla del camino blanco y el camino negro. ¿Qué son?

--En China, el camino negro sería el mundo de las mafias, o de las tríadas como les llamamos allí. En los últimos 20 años han regresado. Por ejemplo, en China en casi cada ciudad hay negocios de prostitución bajo la protección de la vía negra. Están camuflados bajo distintos nombres: salón de lavado de pies, peluquería... Todo el mundo sabe qué pasa dentro pero si la policía los inspecciona dirá que son negocios legales. La mafia tiene conexiones muy próximas con la policía y los funcionarios del partido, pero en estos momentos está empezando a estar fuera de control.

-- El caso Mao fue escrito en el 2009. ¿Pero cuándo pasa?

--En mi primer libro fui muy específico sobre la fecha, la acción sucedía en 1990 o 1991. Pero en los siguientes he evitado concretarlo. La razón es simple: quiero poder seguir volviendo a China para documentar mis libros.

--¿Qué relación tiene con su país? ¿Se siente extranjero cuando va?

--Dejé China en 1988 y tras lo que sucedió en Tiannanmen en 1989 no volví hasta 1995. No las tenía todas conmigo, pero no pasó nada. Ahora viajo una o dos veces al año y tengo sentimientos encontrados. Cada año encuentro algo nuevo. Cambia la manera de hablar, de pensar y de comportarse de la gente. Rapidísimamente. La primera vez mis amigos me preguntaban por qué compraba en EEUU. Hoy, son ellos los que me dicen, '¿cómo, no conoces esta marca?' ¡Me hacen sentir como un paleto! ¡Ellos son los ricos ahora!

--En la novela habla de la gente que añora la China de Mao. ¿Por qué?

--Porque la gente ya no tiene nada a lo que agarrarse ideológicamente. La revolución cultural rompió con la tradición confucionista. Si la gente mira al pasado buscando tiempos mejores hay quien ve el Shanghái de los años 30 como una era dorada, de riqueza y grandes posibilidades, quizá como justificación de lo que pasa ahora. Otros ven dorados los tiempos de Mao, un periodo en que teóricamente los trabajadores importaban mientras ahora el foso entre ricos y pobres no deja de crecer.

--¿Hacia dónde va China?

--Habrá algún tipo de crisis, es inevitable. No puedes ser un país capitalista, incluso más que otros, y a la vez mantener régimen de partido único con un control absoluto del partido sobre todo. La gente cada vez está más descontenta.