A Angeles Caso y sus hermanos, su padre solía reunirlos para leerles El Quijote , La odisea . A Luis Mateo Díez La metamorfosis , desaconsejada ayer por la consejera de Educación como lectura para adolescentes, le supuso un duro esfuerzo de aprendizaje de lo misterioso.

Luis Landero evocó también su infancia extremeña y cómo alguien, cuando se disponía a contar una historia, pronunciaba las palabras decisivas: "Hace mucho tiempo, en un país lejano..." . "En ese momento, me hice lector".

A Gustavo Martín Garzo, le marcó a los 6 años la imagen de su madre leyendo en la cocina sin que reparara que acaba de entrar su hijo. "Me quedó la idea de que la literatura tiene que ver con el secreto", dijo el autor de El lenguaje de las fuentes .

Personalidad

Los cuatro bucearon ayer en el congreso de Cáceres por sus recuerdos lectores, defendieron los libros y su capacidad de conformar una personalidad que huye, dijo Landero, "de los tópicos y la rutina".

Caso, autora de Elizabeth, emperatriz de Austria-Hungría , se consideró una mujer afortunada porque su infancia creció rodeada de libros proporcionados por un padre que era catedrático de Literatura en Oviedo. "Fue mi Sherezade, que salvó mi alma y despertó en mí el sentido crítico y de libertad".

También los recuerdos de Mateo Díez tienen que ver con alguien contando relatos en la posguerra española en un pueblo perdido de León. Allí, sin embargo, dijo, uno podía conocer las historias más universales y "hacerse más abierto al mundo".

Gustavo Martín Garzo interpretó los secretos escondidos en numerosos cuentos infantiles que desvelan la oscura realidad del mundo bajo su apariencia inocente, y reclamó un lector perverso de corazón candoroso.

Para el autor de La princesa manca , la literatura infantil, de donde procede gran parte de su obra, "no debe ser complaciente, sino que debe plantear los grandes enigmas".

Tanto Landero como Mateo Díez defendieron la capacidad de transmutarse que tiene el lector frente a los libros.

"Los buenos lectores mejoran los libros. El Quijote es mejor después de que lo hayan enriquecido millones de lectores", dijo el autor de Juegos de la edad tardía .

"Yo soy Dostoievksi y Don Quijote y La regenta", corroboró el autor de La fuente de la edad , que añadió que aunque uno disfrute leyendo, "la lectura es un placer costoso, que exige aprendizaje y esfuerzo".