El flamenco puede que sea la más inclusiva de todas las expresiones artísticas que conocemos. En este arte, la discapacidad no es una traba para conseguir lo que se busca: erizar la piel, transmitir…, y prueba de ello son algunos de sus protagonistas como Enrique El Cojo (por cierto, extremeño), o La Niña de la Puebla. Y de esa capacidad que tiene el flamenco de incluir, de apreciar…, nos habla José Galán (Sevilla, 1980) precursor de Flamenco Inclusivo y director de la primera compañía de estas características.

El 8 de octubre inaugurará la segunda edición del Aula Flamenco, de la que es precursor y técnico asesor, el bailaor y director artístico Jesús Ortega, y que se pone en marcha gracias al convenio firmado entre Universidad de Extremadura y Diputación de Badajoz.

En el salón de plenos de la institución provincial, Galán estará acompañado por la bailaora Lola López que practica esta disciplina en silla de ruedas. Y es que este joven artista sevillano, que se emociona cuando habla de ese flamenco inclusivo, asegura que conseguir valorar a la discapacidad es «valorar a todos los sectores de la sociedad sin discriminar a nadie»; y nos enriquece con esa mirada tan generosa y amplia de las virtudes de un flamenco que nunca entendió ni de fronteras ni incapacidades. Como él mismo nos cuenta «discapacitados somos todos», así que asumimos y le disfrutamos agradeciéndole que un día, durante su formación académica, accediera al curso Lo educativo en la danza y le invitaran a bailar con unos chicos con síndrome de down. «Lo que yo sentí al bailar con ellos me llegó tan adentro y me gustó tantísimo, que presenté el currículum y entré de profesor de danza para chicos con discapacidad intelectual durante un año» asegura.

«Cómo un juego la vida es, fracasos son piedras en las que tropiezo para después ponerme en pie», rezaba la letra que José Galán escribió para la bulería Cierra los ojos y mírame. Pues hagámosle caso y cerremos prejuicios y abrazemos el corazón. Ese que mueve al flamenco, al mundo y, por suerte, a personas tan generosas como él. Pasen y lean.

--El 8 de octubre inaugura la II edición de Aula Flamenco ¿en qué va a consistir su conferencia?

--Expondré mi trabajo, desde la parte más teórica y de investigación, con una charla sobre el flamenco inclusivo, sobre la incorporación de la discapacidad en el flamenco a nivel profesional, y, por otro lado, también de estrategias metodológicas para atender la diversidad del alumnado, porque realmente diversidad tenemos todos: no es lo mismo enseñar a un niño que a una mujer mayor, por ejemplo.

Cuando cuentas con un cuadro flamenco donde el percusionista es ciego, por ejemplo, hay que prestar una especial atención. Ahí no solo soy yo el que está pendiente porque baile, es toda la compañía: desde el palmero hasta la cantaora. Entonces hay que trabajar esa parte que es un extra, esa parte diferente de la que hay que estar más pendiente. Es una especie de compromiso personal y profesional y ahí es donde nos enriquecemos todos. Me emociono un poco en este apartado porque hasta que no lo vives no sabes lo que es. A veces el resultado no es el ideal si siempre lo comparamos con lo normativo, pero todos vamos a llegar a esto, porque llegaremos a los 80 años, edad a la que, digamos, no podemos bailar, ni zapatear, pero es muy bonito decir que sí se puede…, también es poner en valor la vejez. Al valorar la discapacidad estamos valorando a todos los sectores de la sociedad sin discriminar a nadie.

--El flamenco cumple diez años como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y su compañía, José Galán de Flamenco Inclusivo, también, ¿qué ha evolucionado mejor?

--Las casualidades no existen. Cuando lo llaman Patrimonio de la Humanidad es porque es un flamenco para todos y ese era el propósito cuando creé mi compañía en el 2010. ¿Qué ha evolucionado mejor? Creo que va por delante la parte de la creatividad de todos los artistas que conforman el género flamenco. Yo creo que ellos han evolucionado bastante bien, incluso esa visión más amplia del propio flamenco. El flamenco es mucho más que una fiesta o un espectáculo. Está en la universidad, en la perspectiva de género, en los estudios musicológicos.., y con puestas de escena cada vez más vanguardistas y contemporáneas. Hemos podido evolucionar a la misma vez, pero sí va un poco por detrás el flamenco en cuanto a la parte del mercado, de la industria cultural. Ha evolucionado mucho la forma de tocar, bailar…, y, sin embargo, la producción y distribución siguen en desventaja. Mi compañía ha evolucionado de forma humilde de cara al trato y la ayuda que tengo. Mi flamenco tiene una connotación educativa, y parece que esas obras que hago para familias y para niños tienen menor importancia, cuando es la parte que debería cuidarse más, porque es mucho más complicado trabajar con espectáculos inclusivos, en los que hay artistas con diversidad disfuncional, con los que, por cierto, he sido muy bien acogido en festivales como el de Jerez o Nimes consiguiendo que se normalizara. He conseguido que llevaran mi espectáculo por la calidad y no por los artistas que llevaba, pero mi evolución ha ido muy despacio y con mucho esfuerzo, pero seguimos en la lucha. Con el covid, y con la compañía como la que yo tengo, ha sido mucho más complicado. Tú no puedes subir a una persona por el simple hecho de que baile y tenga discapacidad, hay que estudiar y trabajar y hay que formar a la persona que se sube a un escenario igual que la que no tiene discapacidad. Muchas veces el problema al subirse a un escenario no es la discapacidad, sino la falta de años de experiencia que los demás sí llevamos bailando.

--El flamenco precisa de duende pero también de pedagogía, ¿verdad?

Efectivamente. El flamenco destaca por el duende, que se tiene o no se tiene, pero, por otro lado, el talento vacío de trabajo tampoco da sus frutos por lo que, una vez que ya tienes ese duende o ese talento, hay que trabajarlo; y ahí están las clases, el entrenamiento, para con ese arte ir haciéndote a las tablas. La pedagogía es muy importante porque estamos trabajando con el cuerpo y el cuerpo es nuestro vehículo para expresarnos. Necesitamos tener control para expresarnos y más cuando esa persona tiene capacidades diferentes. Una persona que está en silla de ruedas tiene que bailar de forma diferente. Quizás le cueste, en vez de una semana un mes, pero hay que hacer que se puede. Hay que conseguir hacer visible lo posible.

--El flamenco nace en la necesidad, en la marginalidad, y en el desarraigo y, a la misma vez, emerge en el orgullo, la resiliencia y la fuerza. En ese binomio de flamenco y colectivo desfavorecido, ¿quién aporta más?, ¿quién necesita más a quién?

--Es cierto que el flamenco nace de la resiliencia, de la necesidad, de ese nunca rendirse. Esa resistencia los flamencos la conocen de sobra, sobre todo, en sus comienzos, y es cierto que nace en personas con pocos recursos quien canta su mal espanta… Todo surge de la exaltación de los sentimientos, y es un vehículo para canalizar. Es algo que le viene muy bien a este colectivo, a las personas con discapacidad. Ciegos que tocaban la guitarra a cambio de monedas…, discapacidades que surgían como consecuencia de ese mal vivir…, esos personajes homéricos… hay antecedentes comunes. Forman parte de la historia del flamenco.

--¿Pesa mucho sentirse precursor de un flamenco accesible a cualquier artista sin importar la edad, género o capacidades físicas o intelectuales?

--Sí, pero a la misma vez es mi motor para seguir porque apenas tengo precedentes. Esto lo hago sin tener ninguna discapacidad, solo por el hecho de mostrar la diversidad funcional en el flamenco, y para que la gente vea la potencialidad de la persona con discapacidad y no la discapacidad precisamente.., porque discapacitados somos todos. La transmisión de ellos es directa porque tienen menos prejuicios. Hay artistas down que pueden transmitir más que un bailarín que gire o zapatee mucho, porque el flamenco para que te erice la piel no precisa de una demostración técnica sino solo que te llegue, que te transmita. Creo que son verdaderos artistas porque el flamenco no busca la perfección sino la autenticidad, la verdad.