De los siete años que Luc Besson (París, 1959) ha estado sin dirigir, cinco los ha dedicado a preparar el proyecto que posiblemente sea el último que realiza tras la cámara: Arthur y los minimoys , el filme que combina cine real y animación en 3D, que se estrena este viernes día 15 en las salas comerciales con 390 copias. La película está basada en los dos primeros volúmenes de los cinco que Besson ha escrito sobre este niño y sus pequeños y fantásticos amigos elfos, con ilustraciones de Patrice Garcia, publicados por Ediciones B.

El que fuera calificado como enfant terrible del cine europeo tras darse a conocer a finales de los 80 con El gran azul y destacar en el cine de acción, ha contado con un presupuesto descomunal --65 millones de euros-- para el reto de hacer una película europea de animación con la suficiente envergadura para competir con el cine estadounidense.

No obstante, Besson recomienda ser paciente ante el gigante norteamericano. "Cuando los europeos vemos el cine americano tan grande, nos encogemos un poco", afirmó el realizador ayer en Madrid, donde presentó la película junto a la actriz Elena Anaya y el músico Carlos Jean que prestan sus voces en la versión doblada al español. "Pensé El quinto elemento a los 16 años y la rodé a los 30", señaló.

Aunque la industria del cine norteamericana sea la primera, "Europa tiene derecho a existir", reivindica Besson, porque el viejo continente "tiene muchas historias que contar". El director de Nikita o Juana de Arco asegura que en Estados Unidos gusta la "imaginación" y las "nuevas ideas" que los europeos aportan al cine, pero ellos siguen marcando la pauta. De hecho, Besson ya sabía hace cuatro años que Arthur y los minimoys tenían que competir en el corazón de los chavales con Happy feet .

Que el filme que ponga punto y final a su carrera como realizador sea para niños, es algo que no perece preocuparle tanto como a sus interlocutores. "¿Por qué no", responde de repente.

Tras pensarlo unos minutos, Besson considera que la película en la que el pequeño Arthur se convierte en un elfo para buscar el tesoro del que le habló su abuelo en el subsuelo del jardín, en un "Indiana Jones para niños". A los chavales, añade, "hay que tomarlos en serio; con los adultos se puede bromear, pero a los niños no hay que tratarlos como estúpidos".