Quemar o no quemar, esa es la cuestión, literal y literariamente ardiente, que debate Dmitri Nabokov, el hijo y único heredero del creador de Lolita . Si cumple los deseos que explícitamente expresó Vladimir Nabokov antes de morir, Dmitri tendrá que destruir El original de Laura , un manuscrito inédito de una de las más importantes plumas del siglo XX, pero hacerlo supondría hacer oídos sordos a los ruegos de estudiosos y amantes de la literatura.

El original de Laura está compuesto por 50 tarjetas manuscritas --equivalentes a 30 folios-- guardadas desde la muerte de Nabokov en 1977 en una caja fuerte en un banco de Suiza, de la que hay dos llaves. Su viuda, Véra, fue incapaz de llevar a cabo los deseos del autor ruso nacionalizado estadounidense y cuando ella murió en 1991 la compleja misión de qué hacer con el texto quedó en manos de Dmitri, que ahora tiene 73 años. No se sabe quién tiene la otra llave.

La decisión puede estar cercana. Eso asegura Ron Rosenbaum, un periodista estadounidense que hace un par de años empezó a cruzar mensajes con Dmitri Nabokov y que acaba de publicar en Slate un artículo en el que, apoyándose en sus últimas comunicaciones con el heredero, asegura que este se inclina por cumplir los deseos de su padre y destruir el manuscrito.

En esa decisión, según Rosenbaum, pesan los intentos de Dmitri de proteger el legado de su padre. Pero Dmitri asume la pérdida que supondría la destrucción, pues asegura que el texto "habría sido un libro billante, original y con el potencial de ser totalmente radical, muy diferente en el sentido literario del resto de la obra" de Nabokov.