Fernando Pérez fue un editor ejemplar. Los testimonios que prestaron ayer quienes lo conocieron en el homenaje que organizó el departamento de Historia de la Universidad de Extremadura en Cáceres hablaron en este sentido: de su rigor, de la proyección nacional de su trabajo, de la acogida de nuevas voces de la literatura extremeña. El que fue durante diez años director de la Editora Regional de Extremadura (ERE), muerto hace seis meses de un cáncer a los 52 años, dejó amigos y admiradores, algunos de los cuales lo recordaron ayer.

Una persona culta, un intelectual comprometido, un hombre bueno, tímido, perfeccionista, discreto, admirable, entrañable, maestro, cabal, sincero... Son adjetivos que intentaron aproximarse a la personalidad de Fernando Pérez y que mencionaron quienes participaron en el homenaje universitario, en el que estuvieron presentes familiares del editor.

Francisco Muñoz (consejero de Cultura) recorrió a grandes trazos una biografía parcialmente compartida con Fernando Pérez: desde la infancia a los estudios, la mili, los "viajes iniciáticos" (en aquellos 70 de la dictadura: a Francia en autoestop), o los trabajos conjuntos. El fue quien se lo llevó a la ERE en 1995 y le abrió el campo amplio de la edición cuyos frutos aún siguen recogiéndose.

Miguel Angel Lama, responsable de las publicaciones de la Uex, se refirió a la publicación, aún en marcha, de la Biblioteca de Barcarrota como ejemplo de edición.

"Sólo hay que ver el catálogo de la editora regional para comprobar que sus años al frente de ella la consolidaron y la abrieron al resto de España ganándose el respeto de otras editoriales", afirmó Alvaro Valverde, quien sucedió a Pérez al frente de la ERE.

En ese catálogo figura la firma del historiador Alberto Gil Novales, que presidió el tribunal de la tesis doctoral del editor extremeño. "Era una persona seria, que trataba los temas dándoles la importancia que tenían sin pretensiones de lucimiento. Era alguien que sabía editar libros. Y eso era un arte", declaró.

Arte puede decirse también que es mantener un criterio abierto, ajeno a sectarismos, como apuntaron los participantes en el homenaje. Y esta práctica la aplicó con rigor desde su cargo editorial. "Sabía lo que había que publicar y lo que no", señala Valverde. De esta manera, añade Javier Vidal, director del instituto Norba Caesarina, donde Pérez trabajó como profesor, dio a la editora "un prestigio nacional".

Su compromiso con la cultura, recordó Juan Sánchez, director del departamento de Historia de la Uex, le llevó a estar presente en numerosos actos culturales por toda la geografía extremeña. "Yo lo echo de menos", dijo.