Como en la antigua Grecia los bardos cantaban las glorias de los atletas considerados semidioses, la despedida a Fernando Fernán Gómez alcanzó ayer los honores reservados a los mejores. Un silencio lleno de respeto y emoción se instaló en el Teatro Español durante las doce horas en que estuvo abierta la capilla ardiente, solo interrumpido por el tango Caminito, que tanto gustaba al actor y que sonó repetidamente. El título de la pieza cuyo estreno fue aplazado, Los que ríen los últimos, parecía todo un homenaje al artista. Hoy, a la una de la tarde, sus restos sean incinerados. También le condecorará el consejo de ministros y un teatro madrileño llevará su nombre.

Una enorme foto de un sonriente Fernán Gómez presidía el escenario del teatro en que estrenó Las bicicletas son para el verano . En el centro, el féretro con la bandera negra y roja de los anarquistas de la que prendía la medalla de la RAE. Alrededor, mesas y sillas de cafetín ocupadas por los familiares --Emma Cohen, su mujer y Helena y Fernando, sus hijos, muy emocionados-- y amigos en una tertulia como las que le gustaban.

LOS MAS GRANADO Fue en este rincón donde en un momento se juntó lo más ilustre de la escena representada por grandes sagas familiares. Estaban los Bardem --"se ha muerto dios", dijo Pilar--, los Ozores, los Guillén Cuervo, los Molina...Y amigos como Manuel Alexandre, López Vázquez, Juanito Navarro o José Luis Borau, para quien el ingreso en la RAE "era algo que se le debía a la profesión" de cómicos.

Desde el patio de butacas los ciudadanos aplaudieron la lectura de poemas, tanto de Fernán Gómez como de otros autores, que de vez en cuando alguien hacía disimulando la voz quebrada. La ronda la inició un "conmocionado" Rafael Alvarez El Brujo y le siguieron Amparo Baró, Nuria Espert o Massiel. Y quien no pudo estar envió un ramo de flores, como Antonio Banderas y Melanie.

Más discretos se mostraron los académicos de la RAE como el exgobernador del Banco de España Luis Angel Rojo y el director Víctor García de la Concha. "Tenía fama de cascarrabias pero en la RAE fue entrañable, tierno y enormemente ilusionado con el trabajo académico", dijo.

Además, uno de los momentos de mayor expectación lo protagonizó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que llegó al teatro y se sentó en una de las mesas y conversó por espacio de una hora con su viuda y diferentes personalidades de la cultura. A su salida, declaró: "Es un personaje excepcional que dejará una huella imborrable. Fue uno de esos personajes más queridos del mundo de la cultura, que tanto aporta para la convivencia de nuestro país", informa Europa Press.

Otro ejemplo de homenaje de los muchos que se sucedieron por el país, estuvo en el Gijón, donde su Festival Internacional de Cine lo recordó con un original acto promovido por el presentador de la gala de inauguración, el actor Javier Veiga, que animó al público a gritar la frase del veterano del cine español "¡A la mierda!", que pronunció en un programa de televisión.