Para muchos, durante largos años, Leonard Cohen era un tremendo pelmazo. Porque lo habrían probado poco, claro. Pero un par de generaciones después de la suya, la quinta del rock alternativo de los 80 y 90 planteó una revisión del artista con una mirada renovada, descubriendo que detrás de aquella voz de aires abatidos había unas canciones espectaculares.

Entre los primeros que le defendieron, a contracorriente, hay que mencionar a Nick Cave, que ya en 1984 grabó una arisca versión de‘Avalanche’ para abrir su primer disco con los Bad Seeds, ‘From her to eternity’. Pero la operación que dio un vuelco generacional a la percepción sobre Leonard Cohen fue el disco de homenaje ‘I’m your fan’ (1991), ideado por la revista francesa ‘Les inrockuptibles’.

DE REM A PIXIES

Ahí se pudo oír a REM llenando de guitarras con acoples ‘First we take Manhattan’, y a Pixies alzando el tono de ‘I can’t forget’,entre otras adaptaciones sustanciosas: tomas del propio Cave, Lloyd Cole, Ian McCulloch (Echo & The Bunnymen), James y un revelador ‘Hallelujah’, de John Cale, premonitorio del recorrido futuro de esta canción en otras voces. El pop ‘mainstream’ vino a remolque y cuatro años después veía la luz otro ‘tribute album’,‘Tower of song’, con una tropa de estrellas como Elton John, Bono, Sting (con The Chieftains), Peter Gabriel, Don Henley (Eagles)… Ya era oficial: reivindicar a Leonard Cohen daba prestigio.

En paralelo, ‘Hellelujah’ apuntaba maneras como canción que podía superar a ‘Suzanne’ como clásico ‘coheniano’ preeminente. La sentida versión de Jeff Buckley, incluida en su único disco de estudio, ‘Grace’ (1994), tocó la fibra de otros sectores de público. La pieza estaba destinada a ser objeto de otras muchas versiones: la también popular de Rufus Wainwright (para la banda sonora de ‘Shrek’, 2001) y las de artistas tan diversos como las cantautoras k. d. lang y Keren Ann, Neil Diamond y hasta Il Divo.

ALTERNATIVOS Y FLAMENCOS

A partir de los 90, mencionar a Cohen como influencia se convirtió en una constante en toda clase de bandas alternativas y solistas de turbio mundo interior. Tindersticks, Mark Eitzel, Lambchop, Mark Lanegan, Bill Callahan o Richard Hawley, entre ellos. Y Madeleine Peyroux, que le ha versionado repetidamente, y Cass McCombs, que grabó la remota ‘Teachers’a petición de la revista británica ‘Mojo’ (búsquenla en ‘The songs of Leonard Cohen covered’, reconstrucción íntegra del primer álbum del cantautor), y la dulce Katie Melua, que se atrevió con la muy adulta pieza ‘In my secret life’. En el 2006, Cave, U2, Rufus y Martha Wainwright, Antony y Jarvis Cocker (Pulp) cantaban a Cohen en otro homenaje, en disco y película, ‘I’m your man’, con producción de Hal Willner.

En España, Nacho Vegas, Santiago Auserón, Christina Rosenvinge y Jorge Drexler han versionado a Cohen en tiempos modernos (en los más antiguos, un reconocimiento para la temprana ‘Susanna’, que Toti Soler grabó en su ‘Liebeslied’, de 1972). Y en la estela de ‘Omega’ cabe colocar ese ‘Pequeño vals vienés’ reconstruido por Sílvia Pérez Cruz y Raül Fernández Miró, y los acercamientos de jóvenes flamencas, Sandra Carrasco, Argentina y Rocío Segura, en ‘Como un corazón’, disco con el sello del ‘cohenólogo’ Alberto Manzano. Finalmente, todos quieren cantar a Cohen.