Llegó por sorpresa y se convirtió en la más rutilante de las estrellas que pisarán este año la alfombra roja de la Mostra de Venecia. "Como dijo el gran Mario Benedetti, el sur también existe, y yo estoy aquí para dar a conocer el sur a Europa y al mundo", afirmó ayer el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, entre vítores y pancartas de bienvenida por un lado y algún abucheo por otro, minutos antes de la proyección del documental South of the border . Un filme que Oliver Stone ha dirigido para refutar, asegura, las mentiras propagadas por la administración Bush y la prensa de derechas acerca de las democracias socialistas de Suramérica y, en concreto, del líder venezolano.

"Hugo Chávez ha ganado numerosas elecciones en su país", recordaba horas antes Stone ante la prensa. "Durante su mandato, el nivel de pobreza ha bajado a la mitad y el crecimiento social ha sido extremo". Es cierto, pero también, por ejemplo, que el presidente convocó y ganó un referendo para perpetuarse en el poder. A Stone no le interesa. South of the border es un panfleto que apenas ofrece información genuina o investigación documental. Es, eso sí, es entretenidísimo, en parte gracias al carisma que derrochan no solo Chávez sino todos los líderes que Stone entrevista a lo largo del continente: a Evo Morales en Bolivia --las imágenes de Stone comiendo hojas de coca como si fueran quicos arrancó las mayores carcajadas que se han oído aquí este año--; a los Kirschner en Argentina; a Rafael Correa en Ecuador; a Fernando Lugo en Paraguay; a Lula da Silva en Brasil, y a Raúl Castro en Cuba.

RECURSOS "En los años 80, todos esos países no fueron sino un mero laboratorio para que el Fondo Monetario Internacional, controlado por el Departamento del Tesoro estadounidense, experimentara sus tesis neoliberales. Encabezados por Chávez, estos líderes han logrado que esto deje de ser así", aseguró Stone, que en el documental atribuye esos castigos económicos y las fechorías de tantos caudillos auspiciados por la CIA a la necesidad de Estados Unidos de controlar recursos naturales como el petróleo venezolano (eso, es cierto, es difícil rebatírselo) y que expresa esperanzas en un futuro de convivencia entre el norte y el sur gracias, cómo no, a Barack Obama. "Ustedes los italianos tuvieron un Renacimiento, ¿no es así? Pues ahora nos toca a nosotros tener el nuestro", aseguraba Chávez anoche, iluminado por los flases de los fotógrafos. Se le veía exultante, feliz.