La autora extremeña Inma Chacón recupera la "historia romántica" de su familia en Las filipinianas, una novela ambientada al final de la época colonial sobre mujeres que se hacen fuertes y un homenaje a los que aún llevan a Filipinas en el corazón. Inma Chacón (Zafra, 1954) dedicó su anterior novela, La princesa india, a la memoria de su hermana gemela, la escritora Dulce Chacón, fallecida en 2003. Ahora, la memoria histórica de su familia y la de la convulsa época que le tocó vivir, inspiran Las filipinianas (Alfaguara), cuyo germen son los relatos "exóticos y dignos de ser novelados" de antepasados de Chacón que llegaron a sus oídos, como el de su tatarabuelo, que fue cónsul de Alejandría y emigró a Manila para trabajar como organista, y el de su abuela materna, una criolla nacida en la capital filipina. En la novela, es don Francisco, el marqués de Sotoñal, quien parte a Filipinas con su familia, y pide a Lola La Pícara, su amante, que lo acompañe a tierras asiáticas después de 26 años de relación extramatrimonial. A partir de ahí, Chacón teje una historia "de amores verdaderos, pero imposibles" en la que tres mujeres son las principales protagonistas: Lucía (la mujer de Francisco), Lola y -otra amante del marqués- Inés, que luchan por encontrar su camino en la sociedad clasista y machista del tenso siglo XIX. Como autora de novela histórica, Chacón logra aunar sus dos pasiones: la narración y la documentación, una labor que también ejerce como docente. Y en este caso, la escritora rescata del olvido la memoria de los españoles que vivieron en la Filipinas colonial, conocidos como Los últimos de Filipinas. Este nombre proviene de la película que relata cómo un grupo de soldados españoles resistió sitiado durante 11 meses en la iglesia de Baler (Luzón, Filipinas), ya perdida la guerra contra el ejército tagalo, una hazaña que fue reconocida por los vencedores y que, sin embargo, "no se recuerda como es debido" en España, afirma la escritora. Durante su labor de documentación histórica, Chacón se interesó por el papel de los masones en la independencia del archipiélago asiático y en la de Cuba, lo que le impulsó "a arrojar algo de luz sobre la masonería y despojarla del oscurantismo y de las connotaciones negativas. Los masones eran personas normales y corrientes que únicamente querían llevar a la práctica sus ideales: la libertad y el humanismo. De ahí su participación en las revoluciones independentistas, lo cual no quiere decir que sólo fueran conspiradores". Pero Las filipinianas es, ante todo, la historia de un grupo de mujeres luchadoras en un tiempo en que sólo optaban a tres roles: el de hija, mujer o amante. "Para el hombre, la bigamia estaba reconocida y aceptada en el siglo XIX, y tener una amante era un signo de categoría social, mientras que la mujer había de ser sumisa y resignarse a lo que le tocara", subraya Chacón, que añade que en su libro las mujeres "se rebelan y buscan su identidad" ante las imposiciones sociales. La escritora planea que Las filipinianas se convierta en una saga, que será continuada con otras dos novelas, protagonizadas por las tres hijas y la primera nieta de Francisco y Lucía nacidas en Manila, y cuya próxima entrega ya tiene "en mente". Estos planes no impiden a Chacón compaginar la creación literaria con la docencia y la poesía, género del que ha publicado varios libros, reconocidos con premios como el Ciudad de Irún.