Luis Roso (Moraleja, 1988) recupera al inspector Ernestro Trevejo con Primavera cruel (Ediciones B), en la que el extremeño vuelve a adentrarse en la España franquista de los años 50, como ya hizo con su debut, Aguacero, para contar la historia de un joven comunista catalán que aparece muerto en el Monte del Pardo, cerca de donde vive Franco.

Aunque Roso había abordado ya en la primera novela del inspector Trevejo el tema político, ha sido en esta segunda donde habla más de la clandestinidad y donde, explica a Efe, crea un «juego de máscaras» en la investigación de los crímenes. El autor llevará así al inspector a los bajos fondos donde se mueven los miembros de la oposición clandestina al régimen y deberá tratar también con confidentes y policías torturadores.