El director andaluz Benito Zambrano lamentaba el pasado sábado que España tenga un «cáncer histórico» que se empeña en «curar con tiritas» en lugar de ir a la raíz de los problemas, en alusión a «heridas muy latentes» de la sociedad española que «siguen sin resolverse ni sanar».

«A un cáncer no hay que ponerle una tirita, sino sanarlo con los mejores médicos», incidió en una entrevista concedida a Europa Press en el marco de la celebración de la 64 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), donde este cineasta inauguró la muestra con Intemperie.

En la cinta, que concluye con una dedicatoria especial a aquellos que enseñan a perdonar, cobran importancia valores humanos como «el perdón, la solidaridad o el entendimiento», a los que «mucha gente ha entregado su vida en pos de un mundo pacífico y tranquilo», aunque siempre se interpongan «demasiados negocios e intereses que perturban esa paz», señaló.

Según Zambrano, la enseñanza de Intemperie es que «la vida te va a herir y que nadie se va a librar de las pesadillas, pero hay que saber que hacer con esas cicatrices: el que sabe hacerlo bien puede crecer como persona y el que no, se pasa la vida sufriendo».

Además, otro de los valores heredados por el protagonista (Jaime López) es el respeto por los muertos que le inculca su mentor, el pastor (Luis Tosar), quien le recuerda que, aunque muchos vivos no merezcan respeto, los muertos sí.

Ayer en la Seminci se vio la proyección, fuera de concurso, de Salir del ropero, ópera prima de Ángeles Reiné con Rosa María Sardá, Verónica Forqué e Ingrid García-Jonsson. La cinta parte de la insólita noticia de la boda homosexual de la abuela, que volverá a los demás vulnerables y hará que comiencen a abrirse y descubrir lo que en realidad llevan dentro.