Rechazar dirigir una película en Estados Unidos con un reparto de calidad, encabezado por Penélope Cruz y Ben Kingsley, y basada en una novela de Philip Roth, "habría sido de tontos", aunque el guión no lleve la firma de Isabel Coixet. Por eso, la directora catalana no dejó pasar esa oportunidad, cuyo resultado, Elegy , ha sido elogiado por la crítica internacional y sitúa su nombre entre los que apuestan por un futuro original y distinto en la cinematografía europea.

El sexto filme de la directora de La vida secreta de las palabras estará desde el viernes en las pantallas de las salas comerciales aunque ayer en Madrid hubo un preestreno al que asistieron, entre otros, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, su esposa y el ministro de Cultura, César Antonio Molina.

La sintonía entre Zapatero y Coixet se manifestó cuando ella fue elegida por el PSOE para realizar los tres vídeos de la reciente campaña electoral de su candidato. Antes de la vorágine de los focos, directora e intérprete hablaron de Elegy , primer filme de Coixet en Hollywood.

La mirada a un mundo íntimo plagado de sentimientos que Coixet ha sabido imprimir a sus anteriores cinco películas le ha venido como un guante a la novela El animal moribundo . Coixet, que al igual que Penélope Cruz se confiesa admiradora del escritor estadounidense, ha volcado en la adaptación al cine la reflexión sobre el amor, el odio, los celos, el compromiso y la falta de madurez que transpiran la mayoría de las obras de Roth.

Este mundo del escritor "tiene algo que ver con mis obsesiones, con las cosas que me gustan", dijo la directora. En Elegy , Kingsley da vida a un carismático profesor universitario que se siente atraído por una joven alumna cubana que interpreta Cruz.

EROTISMO Roth no quiso leer el guión de Nicholas Meyer, e hizo viajar a Coixet tres veces hasta su casa de Connecticut para que le explicara lo que ella pensaba rodar. De las palabras de la directora se desprende que el encuentro resultó muy creativo pero que Roth es un personaje difícil.

Entre ambos se suscitó el debate de cómo expresar en imágenes toda la carga erótica que contiene la novela, sin querer rodar, como era intención de la directora, desnudos integrales y actos sexuales apasionados.

Coixet ganó la batalla al explicar al escritor, y convencer a los productores americanos, que la lógica de las palabras es distinta a la de las imágenes. "No tenía problemas con determinadas escenas, siempre que fueran claves para la trama", afirmó, tras recordar las opiniones sobre el puritanismo en Estados Unidos que abren el filme. También triunfó sobre el final del filme, aunque rodó la propuesta que le hicieron en Hollywood, más almibarada que la que se ve en pantalla pero casi literal a la de la novela.

A Penélope Cruz el primer borrador del guión le llegó hace seis años y se comprometió a interpretar a la chica cubana. "Siempre tuve a ese personaje como asignatura pendiente y nunca perdí la ilusión por interpretarlo".