La Asamblea de Extremadura recuerda a Jaime de Jaraíz, cuando se cumplen diez años de su muerte, con una exposición que muestra el amor del pintor por su localidad natal, Jaraíz de la Vera, hasta el punto de que se cambió el apellido en su honor, y su obsesión por las maternidades, la relación «más bonita» que hay, dijo.

La muestra Jaime de Jaraíz: Un clásico del siglo XX, compuesta por casi 40 cuadros, fue inaugura ayer por el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, la presidenta de la Asamblea, Blanca Martín, el director de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Francisco Javier Pizarro, y el hijo del pintor, Jaime de Jaraíz, con presencia también de la viuda del artista.

En su alocución, Jaime de Jaraíz explicó ya tiene un hijo que, por expreso deseo de su padre, lleva el mismo nombre y apellido, y que ha pedido a sus tres descendientes que el primero que tenga un hijo varón mantenga la tradición, informa Efe.

Este anhelo de su padre, que su familia siguiese llevando su nombre y el de su pueblo para futuras generaciones, se ha cumplido, como también se ha materializado su voluntad de exponer sus pinturas para disfrute de todos.

Así, la Asamblea acoge hasta finales de octubre una muestra que, gracias a la colaboración de distintas instituciones, reúne por primera vez su obra y previsiblemente en 2018 abrirán sus puertas dos museos dedicados al pintor: uno en Trujillo, de carácter artístico, y otro en Jaraíz de la Vera, con un toque «más personal».

En ellos, añadió su hijo, se podrá ver la evolución en la obra de su padre, que tuvo varias firmas hasta adoptar la definitiva y por la que se cambió después oficialmente el apellido en 1978.

A lo largo de su trayectoria, los pinceles de Jaime de Jaraíz trazaron imágenes costumbristas, abstractas y neorrealistas. «Estaba en constante evolución», dijo su hijo. De hecho, cuando falleció estaba en «un momento de mucha creatividad y de evolución».

Le fascinaba reflejar «la luz en los cuadros y la calidad de las telas», pero sobre todo «le obsesionaba», y era lo que más le gustaba pintar, las maternidades porque decía que «no había nada más bonito que la relación, de ternura, entre una madre y un hijo».

Estos elementos se pueden apreciar en la exposición de la Asamblea, que ha sido posible gracias al «trato excepcional» y la colaboración de los ayuntamientos de Trujillo y Jaraíz de la Vera, las dos diputaciones provinciales, la Junta, la Cámara autonómica y la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes.

El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, agradeció «el regalo» que supone esta exposición de un artista que «deja herederos universales al conjunto de la sociedad» porque la obra está disponible para que «cualquiera la pueda disfrutar».

«Probablemente no somos realmente conscientes de lo que representa su obra», añadió Vara, quien también incidió en el «hecho histórico» de renunciar al apellido de tu padre para ponerte el de tu pueblo como «expresión viva de un sentimiento de pertenencia».

LOS ELOGIOS / También valoró la posibilidad de trasladar a las nuevas generaciones una obra de «tal magnitud y belleza» como la de Jaime de Jaraíz. «Me preocupan mucho los jóvenes, nuestros hijos y su relación con la cultura. Es mucha la información que les llega cada día, que no permite una cierta reflexión y detenimiento a la hora de ponerse a valorar lo que un cuadro representa», reflexionó.

Para Blanca Martín, los españoles han de mostrarse «orgullosos» de tener «a uno de los mejores pintores del siglo XX» y cuya obra «va más allá de nuestras fronteras» y ha dicho que es un «lujo» para «la casa de todos los extremeños» acoger esta muestra.

El pintor representa «un relato del éxito» de un joven que nace en Jaraíz de la Vera y que, gracias a becas de instituciones públicas, consigue trasladarse a Madrid a estudiar y convertirse en «un referente de la pintura española del siglo XX y en una de las figuras extremeñas ilustres mas importantes del pasado reciente».

Finalmente, Francisco Javier Pizarro extendió el reconocimiento a Jaime de Jaraíz «también al siglo XXI» y elogió su figura como la de un hombre «generoso», que cedió su obra en muchos casos de forma gratuita, «honesto, amistoso, inquieto y amante de su tierra».