Fue en Javier Bardem en quien primero pensó el director portugués Sérgio Tréfaut para protagonizar Raiva, la película del año en Portugal. Pero problemas de presupuesto, agenda e idioma (quería rodarla en portugués) hicieron inviable la participación del actor español en este proyecto y el guión acabó en manos de Hugo Bentes, un técnico de sonido y miembro de un grupo coral alentajano sin ninguna experiencia hasta ese momento delante de las cámaras. La apuesta no pudo salirle mejor, la película consiguió seis Premios Sophia (los Goya portugueses), entre ellos el de Mejor Actor para Hugo Bentes, que se convirtió en su particular Javier Bardem del Alentejo.

Raiva, una adaptación de la novela Seara de Vento de Manuel Fonseca que narra un trágico suceso ocurrido en Beja en 1933, abrió anoche la 25 edición del Festival Ibérico de Cine de Badajoz y la proyección, en la terraza del teatro López de Ayala, contó como invitado de lujo con su protagonista. En un encuentro previo con la prensa, Hugo Bentes explicó que tras leer el guión «soberbio» que le pasó Tréfaut, fue una sorpresa que le propusiera interpretar al personaje principal de la película, pero no tuvo reparos en aceptar el papel. Fueron, según dijo, sus rasgos físicos los que llevaron al director a elegirlo.

Bentes aseguró que es un «orgullo» haber retratado en esta cinta la historia de sus abuelos y bisabuelos, «que trabajaron la tierra y sufrieron», y haber dado a conocer cómo era la vida en los pueblos alentejanos en aquella época. Su papel como Antonio, un campesino que se rebela ante la opresión del señor del pueblo, y el no de Javier Bardem lo han convertido en el actor revelación de Portugal. Acaba de estrenar una comedia romántica y espera nuevas propuestas.

Hugo Bentes estuvo acompañado por el director del Festival Ibérico de Cine, Alejandro Pachón, quien se congratuló de que en esta edición el cine portugués haya ganado presencia y la cita se pudiera inaugurar con «un largometraje importante». Raiva, rodada en blanco y negro y «más visual que literaria» es, según definió Pachón, un «wenster de vanguardia», que pese a que narra hechos sucedidos en los años 30, sigue siendo «actual» porque aborda una injusticia social que se repite a lo largo de la historia.