Si la calidad se rigiera por sistemas métricos Javier Bardem sería el mejor actor español de la historia, pero no es así, de manera que tan solo es el actor español más premiado. Al Oscar y el Globo de Oro por No es país para viejos , las dos copas Volpi por Antes que anochezca y Mar adentro , la Concha de Plata de San Sebastián por Días contados , y los cuatro Goyas por esta última, Mar adentro , Boca a boca y Los lunes al sol , se sumó anteayer nada menos que el premio interpretativo del Festival de Cannes gracias a su trabajo en Biutiful . ¿Cómo se logra un palmarés tan apabullante con solo 41 años?

"Es básico encontrar lo que te une de forma emocional, psicológica y física con el personaje, y usarlo como trampolín para entender la ficción", explica Bardem. "Hay que distanciarse del personaje para ganar en creatividad. Si no te distancias, se convierte en un trabajo terapéutico, y la terapia es algo que se hace en privado, no se comparte. Además, el actor está obligado a imaginar y crear algo que es mucho más grande que él. Yo no soy interesante, Uxbal sí lo es".

PAPEL INTENSO Uxbal, claro, es el personaje que interpreta en la nueva película de Alejandro González Iñárritu, un tipo que vive del negocio de los inmigrantes ilegales en el centro de la Barcelona más mugrienta, que soborna a policías y trapichea en el sector inmobiliario, que trata de sacar adelante a dos hijos pequeños y a una esposa exyonqui y bipolar que, además, se acuesta con su hermano, y que sufre un cáncer que le obliga a llevar pañales y a orinar sangre.

En resumen, el tipo de papel intenso al que Javier Bardem tiende. "Solo las comedias absurdas o las películas de superhéroes tienen personajes perfectos, sin ningún pliegue", comenta el actor. "La gente sobrevive a través del humor y el amor, pero también del dolor y la pena. La vida es eso, y a mí me interesan las películas que me recuerdan a la vida, no a la ficción. No quiero cambiar el mundo con mi trabajo, pero sí plantear alguna que otra preguntita que anime a la gente a reflexionar", analiza el intérprete.

¿Y en qué medida le ha hecho Biutiful reflexionar a él? "Gracias a esta película he conocido situaciones en las que la gente está hacinada en grupos de 50 personas viviendo en habitaciones de cuatro por cuatro y sufriendo la esclavitud moderna. El impacto ha sido muy duro y solo me ha generado más rencor hacia este hábitat del buen vivir que hemos creado gracias a la miseria de otros".

Biutiful no solo le supuso un enorme esfuerzo psicológico. El rodaje del filme fue muy largo, tuvo que adelgazar bastante para interpretar a un enfermo terminal y, además, un problema de espalda le obligó a pasar por el quirófano en plena producción. Ahora tiene que despojarse de Uxbal, y no debe de ser fácil.

"La desintoxicación dura unos meses", reconoce Javier Bardem. "Como dijo Victoria Abril, los actores somos abogados defensores de los personajes y estamos siempre a su favor. Si te toca hacer de Hitler, pues te pones a favor de Hitler, al menos cuando la cámara está grabando".