Sabía que se metía en "un lío tremendo" pero le fascinó tanto una sola imagen del vídeo del golpe de Estado en el Congreso del 23 de febrero de 1981 que construyó un "híbrido" titulado Anatomía de un instante . Tras el reconocimiento de crítica y lectores le llega ahora el institucional: el Premio Nacional de Narrativa que el Ministerio de Cultura concede a la mejor obra editada en España en el 2009. Antes logró el Premio Extremadura a la Creación a la Mejor Obra Literaria de Autor Extremeño y le concedieron, en 2005, la Medalla de Extremadura, donde nació.

Suerte de "la tozudez extremeña" que le impidió abandonar más de una vez la redacción de Anatomía de un instante (Mondadori), el libro "más difícil que he escrito y el que más trabajo me ha llevado", explicaba ayer Javier Cercas en Barcelona tras conocer la distinción del ministerio mientras su móvil no dejaba de sonar. Y suerte del gesto de un lector que anónimamente le pagó la cuenta en un restaurante para animarle a tener un nuevo libro acabado el siguiente Sant Jordi cuando, afirma, él estaba a punto de volverse loco y tirar la toalla. Y suerte de la "pasión" que le mueve a escribir --"aunque las pasiones conllevan sufrimiento"-- porque nunca la disección de un instante, ese en el que Adolfo Suárez, Gutiérrez Mellado y Santiago Carrillo se mantienen de pie en un hemiciclo en el que suenan las pistolas, dio tantos frutos. Con este longseller , que ha vendido unos 200.000 ejemplares, el escritor reivindica "la ficción como instrumento para entender el mundo" y se ciñe a la verdad del 23-F, una "gran ficción colectiva de la que se han contado leyendas, medias verdades y mentiras". Cuando estaba acabando el libro, añade, "mi padre murió y Suárez hizo su última aparición pública. Entonces supe que este era un intento de entender a mi padre y a su generación, que Suárez encarnaba".

--¿Cómo le pilló la noticia?

--En mi despacho, peleándome con una frase. Ni sabía que daban el premio. Nunca me he presentado a ninguno. Mi premio es que salga bien la primera frase, y cuesta mucho, y luego la siguiente y la siguiente. Como dice mi maestro, Bioy Casares, "escribir una frase es resolver un problema que la siguiente frase te vuelve a plantear". Ese es el juego de ser escritor, estar en tu despachito trabajando... y a veces te llama la ministra de Cultura y te dice que has ganado...

--Y el de narrativa, que es como siempre define Anatomía de un instante.

--Sí, el jurado ha entendido por dónde quería ir, porque es un libro muy raro, extraño, que participa de la crónica, el ensayo, las biografías cruzadas, tiene muchos géneros. Los libreros me preguntan dónde colocarlo y yo les digo que muy fácil: en el escaparate. Desde hace mucho me pregunto qué se puede hacer hoy con la novela y este libro intenta responder a esa pregunta. He querido experimentar con la novela, con la narratividad. Es historia y literatura, pretende buscar esas dos verdades.

--¿Y cómo le pilló el golpe?

--Llegué a casa y mi madre dijo que había militares en el Congreso. Dije que me iba a la universidad y ella quiso impedírmelo porque pensaba "volvemos a las andadas, a la guerra civil". Yo iba no para ser un héroe sino porque había una chica que me gustaba. Cuando llegué no había nadie más que ella y un poeta. Lo más duro es que no hubo resistencia al golpe, la reacción popular fue nula. La Iglesia, los empresarios, los sindicatos... Había miedo a la guerra civil. El Parlamento vacío y tres tíos de pie es el símbolo de esa nula reacción.

--¿Atreverse con el 23-F es valiente?

--Es algo suicida. Pero los escritores debemos ser valientes. En el libro digo lo que pienso y lo que sé sobre lo que pasó porque España es un país democrático. En mis últimos libros hay una reivindicación y una reflexión de la valentía, porque el coraje ha sido prostituido y monopolizado por el discurso de la derecha, la retórica fascista. El coraje es una virtud, igual que la inteligencia, y puede usarse para hacer maravillas pero también para crear Auschwitz.

--En este caso, el coraje de tres personas, Suárez, Carrillo y Gutiérrez Mellado, que no se tiraron al suelo.

--Lo normal es tirarse al suelo. Lo excepcional es no hacerlo y yo me pregunté por qué lo hicieron. Igual que en Soldados de Salamina lo excepcional era no matar a un tío. Son gestos negativos, no mataré a un tío y no me tiraré al suelo. Yo creo en lo que dice Albert Camus, que un hombre libre es el que dice no. Esto es lo que nos hace hombres. Esto es lo difícil.

--¿Y por qué se mantuvieron firmes?

--La literatura no contesta preguntas, las formula. Un escritor es lo contrario de un político, un político mira de solucionar problemas, un escritor donde no hay un problema lo ve. Tres tíos no se tiran al suelo y nadie ve un problema y llega Cercas y hace de esto un problema y escribe 500 páginas. Para mí esto es ser un escritor, mostrar que la vida es mucho más compleja de lo que parece. Al ver esa imagen tan extraordinaria, fantástica e hipnótica del vídeo de 35 minutos de TVE, te preguntas por qué ellos. De Carrillo y Gutiérrez Mellado lo entiendes, son gente mayor, han estado en la guerra, uno es militar y lo lleva en la sangre. Pero, ¿y Suárez? Un hombre al que no apreciaban nada y al que ahora han convertido en san Adolfo Suárez, algo igualmente grotesco.

--¿Qué significó ese gesto?

--Es el último gesto épico de la historia española, con él termina la guerra civil, la transición y la posguerra. Cuando el líder comunista, que ha hecho la guerra en un bando, y el militar, que la ha hecho en el contrario, enemigos a muerte, deciden jugarse la vida por la democracia se acaban las dos Españas. Y el libro cuenta la conquista de la democracia española, que es lo contrario de la épica. La democracia es gris y mediocre. Aunque yo prefiero vivir en una época gris que en una heroica. No quiero que mi hijo viva una época heroica, con gente muriendo en las calles. Que la viva en películas, libros... ¡Qué bien que la democracia y la política sean aburridas!

--¿Eran distintos esos políticos?

--A los políticos de entonces se les ha tratado como semidioses o como demonios. Yo intento presentarlos como lo que eran, hombres de carne y hueso, que hicieron algo muy difícil: viniendo de una dictadura construyeron la democracia sin sangre. Pero cometieron errores y eso trajo el golpe. Los llamo los tres grandes traidores de la historia de España. Gutiérrez Mellado para los militares, Carrillo para los republicanos y comunistas, y Suárez, el máximo traidor pero el más valiente, el que debía hacer que el franquismo durara 20 años y en dos días los jodió a todos. ETA está buscando a su traidor, cuando lo halle se acabó ETA.