ES NATURAL DE NAVAS DEL MADROÑO

NACIO EN 1964

LLEVA 15 AÑOS TRABAJANDO EN EL TEATRO

TRABAJA EN ATALAYA DESDE HACE OCHO AÑOS

EMPEZO EN LA ESCUELA DE ARTE DRAMATICO DE VALENCIA

Hace ocho años, cuando comenzó a trabajar en la compañía Atalaya, poco podía imaginar el actor extremeño Joaquín Galán que acabaría estrenando un espectáculo en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Y no una obra cualquiera. Este trotamundo de los escenarios es el odioso Jasón, el hombre lleno de glamour que enamora a Medea y luego la abandona por la hija del rey.

--¿Cómo ha acabado un actor extremeño trabajando en una compañía como Atalaya?

--Me enteré en Madrid de que hacían pruebas para la compañía. Tengo que confesar que entonces no la conocía. No había visto nada, pero hice las pruebas, vi un poco su sistema de trabajo y me interesó. Cuando Ricardo Iniesta (el director) me propuso formar parte de Atalaya definitivamente allí me quedé.

--¿Es cierto que en Atalaya los actores se involucran más?

--El director plantea un montaje, algunas claves, y cada actor antes de empezar un trabajo da su visión del tema a tratar. Cada uno hace un miniespectáculo y de ese material el director vuelve a elegir. No es una dirección convencional en la que el director manda, sino que hay mucha intervención de los actores.

--Esta versión de Medea deja especialmente mal a Jasón.

--Representa el desencadenante para que Medea llegue a hacer lo que hace, y a la sociedad occidental en cuanto al sueño que promete a los inmigrantes y la decepción con la que se encuentran. No creo que Jasón sea bueno, es un personaje que promete y no cumple.

--¿Realizan un trabajo especial para lograr ese gran nivel al combinar continuamente los cánticos con la interpretación?

--Nosotros, al margen de preparar las funciones, siempre tenemos nuestro entrenamiento personal de dos horas, porque es lo que plantea Atalaya. No queremos ser cabezas parlantes, y tanto el cuerpo como la voz son nuestros instrumentos.

--Para un actor extremeño, ¿es quizás más especial que para el resto trabajar en el anfiteatro?

--El problema es que nosotros no disfrutamos del espacio. Cuando empieza la obra no ves nada, ni siquiera al público, se crea una nube de vacío en Mérida y a mi personalmente me da mucha pena porque me encanta sentir al espectador.

--Grandes actores como Encarna Paso o Héctor Alterio aseguran que se sienten desprotegidos en este tipo de escenarios...

--En el anfiteatro es mucho más costoso para el actor porque tiene que traspasar el espacio que le separa del espectador. Me gusta, lo disfruto mucho, pero me cuesta más trabajo. En ese escenario estamos bastante vendidos, pero ya sabíamos a lo que veníamos. Es un espacio difícil pero interesante.

--¿Cuál percibe que ha sido la respuesta del público a su espectáculo?

--Tenía miedo al público de Mérida, porque creo que sigue siendo un poco clásico, y no sabía si esto iba a gustar. Pero creo que la función ha gustado en general. Sabíamos que era una obra arriesgada, pero este es el teatro que planteamos desde Atalaya.