--¿Cómo y por qué se convierte usted, lector nato, en escritor una vez que deja atrás los 60 años?

--Es lógico que quien anda entre libros, leyendo y leyendo, sienta tentaciones de contribuir al mundo literario con sus propias experiencias. Eso me pasó a mí. Sin embargo, yo empecé a escribir hace muchos años. En el colegio ya escribía poemas. Hasta ahora, la escritura no ha sido para mí un oficio porque tenía otras urgencias: comer, cuidar a los niños y pagar las facturas.

--¿Se arrepiente de no haberse convertido antes en novelista?

--No. Lo que hice que ha satisfecho. He sido feliz. Caminar por el mundo con una maleta durante 40 años ha sido muy interesante.

--Y todas esas experiencias y todos esos países quedan reflejados en La niebla herida , ¿verdad?

--Sí, claro. Yo he ido configurando un mundo literario visual. Mi propio mundo literario.

--Su primera novela, El tiempo escondido , cosechó un gran éxito de ventas. ¿Eso es una ventaja o una desventaja a hora de encarar la segunda?

--Una ventaja porque la gente que ha leído la primera y le ha gustado comprará la segunda. Sin embargo, también es cierto que yo quería estar a la altura. Y me esforcé mucho. La niebla herida me llevó tres años y medio.

--Un poquito menos que la primera, que le llevó cuatro años.

--Casi fueron cinco. Y usted se preguntará: ¿por qué tanto tiempo? Pues porque ambos libros tocan temas históricos que hay que contrastar para no meter la pata.

--El hecho de añadir historia al libro hace que su objetivo no sea solo entretener sino enseñar.

--Sí, claro, y no solo de la historia de España sino de la pequeña historia. Yo rescato un mundo que ha desaparecido. Por ejemplo, el de las pequeños oficios como el de aguador o zurzidora. También hablo de lo que suponía tener un pedazo de pan blanco para comer o del triunfo que era echarse mantequilla en el pan. Y debo decir que quien rescata esas cosas es el detective.

--Hábleme de él. ¿En quién se ha inspirado para crear a Corazón Rodríguez?

--Yo, en los años 40 y 50, leía muchos tebeos españoles y también norteamericanos. Quizá me he inspirado un poco en Rip Kirby, que me parece un detective muy moderno. Sabe varios idiomas y no es nada vago. No me gustan los detectives que van de perdedores porque no pueden enfrentarse a situaciones difíciles.

--¿Es la perseverancia la virtud que más destacaría en Corazón Rodríguez?

--Sí, es un hombre que va hasta el final. El, aunque tiene sentimientos y los expresa, lo que quiere es resolver el caso. La perseverancia es muy importante en la vida real. Yo, que tengo cinco hijos, siempre les digo que lo importante no es intentar las cosas sino conseguirlas.

--¿Por qué le interesa tanto el thriller? ¿Es su género preferido también como lector?

--Sí, sí, el thriller histórico. Ahora hay muchos libros de este tipo, pero de temas religiosos, en los que es difícil contrastar lo que se dice. Yo hablo de una historia reciente, de un pasado que se disuelve y en el que se vivía mal, claro, pero había romanticismo y amistad.

--También habla de religión y sexo.

--Sí, a través de dos protagonistas. La española, sometida a la influencia de la Iglesia, y la venezolana, que vive en un mundo de libertades.

--¿Es usted de los que leen atentamente los sucesos en los diarios para inspirarse?

--No, mire, en literatura hay dos temas básicos que son eternos: la maldad humana y la venganza.

--Por último, ¿qué piropo le gustaría recibir por parte del público?

--Me gusta emocionar. Ser capaz de escribir para emocionar a la gente es lo más grande.