Godofredo Ortega Muñoz. Una pintura pura, una realidad transparente , es el título del libro que ha escrito José Corredor Matheos. Es un ensayo que presentó ayer en Badajoz la Fundación Ortega Muñoz. Se trata de un volumen de 112 páginas con 30 ilustraciones a color y encuadernado en rústica, bilingüe, con textos en castellano y en inglés.

El autor --poeta, ensayista, traductor y crítico de arte español, miembro de la Real Academia de Bellas Artes San Fernando, Premio Nacional de Poesía 2005-- ya escribió sobre en ocasiones anteriores sobre la obra de Godofredo Ortega Muñoz cuando aún vivía y era considerado una las máximas figuras de la pintura española. Ahora, Corredor Matheos se acerca a la vida y a la obra del pintor extremeño, muerto en 1982, con más amplitud y profundidad.

--Usted ya escribió sobre Godofredo Ortega Muñoz, ¿cómo es que vuelve a escribir sobre él?

--Este es un texto largo donde hago una parte biográfica y doy una visión completa de su obra. Hay una larga intervención sobre la esencia de su pintura y rasgos generales, y un texto que desarrolla sus etapas visitando las obras más destacadas. El tema es una aproximación con una pretendida profundidad sobre un artista que admiro profundamente, uno de los grandes artistas españoles del siglo XX, por su personalidad, pureza y autenticidad.

--Usted ha escrito sobre arte, arquitectura, diseño. ¿Qué le llamó la atención de la obra orteguiana?

--Yo hacía crítica de arte de manera constante en esos momentos, en revistas como Destino y Triunfo . Estaba muy metido, había visto su obra y me había fascinado. Le dije a Camilo José Cela que me interesaba publicar un artículo largo y salió. Nos encontramos varias veces con él en Madrid y Barcelona y tuve su amistad, además de una admiración profunda.

--¿Cómo era él, personalmente?

--Como su mirada al paisaje. Hay artistas en los que hay diferencia entre su personalidad y lo que hacen. Aquí no. El es como su obra: directo y profundo, transparente, natural, lúcido. Su mirada era limpia como su mirada plástica, una persona excelente, sencilla, no creída, ni con el ego que tienen muchos artistas. Su pintura es así, al tiempo que de una gran profundidad. Algunos enmascaran o complican la mirada. El no. Como traté de expresar en el título del libro: "una pintura pura y una realidad transparente".I

--¿Cómo fue la evolución de su obra, de sus etapas?

--Hay una etapa de madurez en la que elimina las figuras y el paisaje lo hace menos realista. Ya era bastante abstracto, porque el suyo no era un realismo literal, y en la madurez más aún, tanto como realista, lo que a los artistas jóvenes del momento les gustaba muchísimo. Lo veían más abstracto que ningun otro, y no dejaba de ser realista. Lleva la abstracción a un límite con una esencialidad.

--¿El paisaje forma parte de una etapa concreta o configura toda su obra?

--Siempre hay paisaje. Algunos urbanos, otros naturales de otros sitios por los que viajó. Pero cuando vuelve a España profundiza en el paisaje de Extremadura, de Castilla, de Lanzarote tras una estancia de varios meses, y esos son los de la etapa de su madurez. Desaparecen figuras y el protagonista es el paisaje. El nos ha enseñado a ver el paisaje de manera que pasamos por Extremadura o Lanzarote y decimos eso es Ortega. Nos enseñó a mirar y a detenernos ante el paisaje.