Con la desaparición, en lo que llevamos de siglo XXI, de Luis García Berlanga, Rafael Azcona y el actor Luis Ciges, la verdadera comedia negra cinematográfica española, herencia directa de la gran tradición esperpéntica y picaresca de Goya, Quevedo o Valle-Inclán, se va quedando irremediablemente huérfana de cultivadores. Quedan Francesc Betriu y José Luis García Sánchez, ambos inactivos como directores. Y quedaba José Luis Cuerda, que en el 2018 presentó el que sería su último filme, Tiempo después. El director de Amanece, que no es poco (1989), pieza esencial en esta tradición de la comedia negra, absurda, surreal, coral, fantástica, rural y esperpéntica, todo al mismo tiempo, falleció ayer a la edad de 72 años.

Sus hijas Irene y Elena comunicaron el fallecimiento de Cuerda en el madrileño Hospital de la Princesa, tras sufrir una embolia. El director, nacido en Albacete en 1947, había vuelto al primer plano con una película que era una especie de reedición o continuación espiritual de su obra más emblemática, Amanece, que no es poco. Tiempo después tiene un plus emocional: muchos actores que se aliaron a la causa cómica influenciados por el estilo de Cuerda aparecen en papeles importantes o episódicos en este filme ambientado en un futuro distópico-rural, el año 9177, y cuya acción transcurre en un único edificio que dirime la diferencia de clases y castas. Arturo Valls fue uno de los productores e intervienen el propio Valls, Miguel Rellán, Manolo Solo, Joaquín Reyes, Carlos Areces, Raúl Cimas, Berto Romero, Roberto Álamo, Blanca Suárez, Saturnino García, Eva Hace y Antonio de la Torre, entre otros y otras.

ORÍGENES CURIOSOS / Tiempo después es tanto una revisión del propio pasado cinematográfico de Cuerda como un tributo que le rendían, apareciendo en la película, aquellos actores y comediantes que le deben tanto al director. Joaquín Reyes, albaceteño como Cuerda, explicó con su estilo jocoso la deuda que su generación había contraído con él. Lo hizo en la presentación de Tiempo después en el festival de San Sebastián de 2018: «Cuando conocí a Cuerda le dije que si tuviéramos que pagarle un euro por cada línea de guion de sus películas que nos ha inspirado para nuestros sketches de Muchachada nui o La hora chanante, ahora él sería millonario».

Amanece, que no es poco lo consolidó a nivel crítico, pero detrás tenía una trayectoria curiosa. Tras presentarse y suspender en dos ocasiones al ingreso en la Escuela Oficial de Cinematografía, Cuerda entró en RTVE a finales de los 60, trabajando en espacios informativos y dirigiendo en 1977 una adaptación de El túnel, de Ernesto Sabato; en el mismo 1977 un telefilme sobre el mundo del boxeo interpretado por Sancho Gracia, Mala racha, y seis años después el mediometraje Total, primera aproximación al humor absurdo y dislocado.

Pares y nones (1982) fue su debut cinematográfico. Se trata de una comedia muy de su época sobre complejas relaciones de pareja, protagonizada por Antonio Resines, Silvia Munt, Carles Velat y Virginia Mataix. Aunque comparada con Ópera prima, la ópera prima, valga la redundancia, de Fernando Trueba, Pares y nones tenía más que ver con Qué se puede hacer con una chica de Antonio Drove, tanto en su planteamiento como en la cuestión generacional: es una película sobre los dilemas de gente con una vida profesional y emocionalmente más estable, así que los conflictos resultan más incisivos.

Cuerda reconocía la influencia de los personajes secundarios de Berlanga (y también los de John Ford y Howard Hawks) en esta primera película, pero a continuación ya horadó su propio camino. Primero con El bosque animado (1987), ribeteada de elementos fantásticos según la novela de Wenceslao Fernánez Flores, y después con Amanece, que no es poco: filme-bisagra, implantación de una tendencia muy aplaudida y un auténtico ovni en la galaxia cinematográfica española de aquellos años. Aunque conviene recordar que si hoy es un filme de culto, en su momento fue un fracaso comercial.

A partir de entonces, Cuerda alternaría las producciones en la misma línea -La marrana (1992), Tocando fondo (1993), Así en el cielo como en la tierra (1995), la transcripción televisiva de Makinavaja (1995)- con intentos de relatar otro modelo de historias: La viuda del capitán Estrada (1991), La lengua de las mariposas (1999) -probablemente su otra obra maestra, escrita con Rafael Azcona-, La educación de las hadas (2006) -fallida coproducción internacional con Ricardo Darín e Irene Jacob-, el drama de posguerra Los girasoles ciegos (2008) y Todo es silencio (2012), centrada en el enfrentamiento entre dos antiguos amigos que ahora se han situado curiosamente a los dos lados opuestos de la ley.

Productor de Tesis y Abre los ojos, los dos primeros largometrajes de Alejandro Amenábar -quien compuso la música de La lengua de las mariposas-, Cuerda cosechó varios premios Goya: mejor película por El bosque animado y mejor guion adaptado por La lengua de las mariposas y Los girasoles ciegos.