Premio Nacional de Música en 1998, el pianista catalán actúa por primera vez con la Orquesta de Extremadura en dos conciertos en Cáceres y Badajoz

Josep Colom fue en 1978 uno de los primeros ganadores del prestigioso premio de piano de Santander Paloma O´Shea. Hoy y mañana tocará por primera vez con la Orquesta de Extremadura (el concierto para piano de Schumann opus 54). En la misma actuación, el director israelí Yoav Talmi estrenará al frente de la formación extremeña su versión orquestal de Escenas de niños , de Schumann. En la segunda parte interpretará la tercera sinfonía de Brahms. Nacido en 1947, y formado en Barcelona y Francia, Josep Colom ha desarrollado una intensa carrera de concertista. Ha grabado a compositores como Brahms, Falla o Debussy.

--Empecemos por el concierto de Schumann.

--¿Qué puedo decir? Pues que dentro del repertorio es una de las cimas. Y que el propio Schumann solo compuso al principio el primer movimiento, como una fantasía para orquesta. Cuatro años después, Clara Schumann le dio la idea de ampliarlo a un concierto y escribió los dos movimientos restantes. Y a pesar de la distancia entre la primera escritura y la siguiente, presenta una gran cohesión interna.

--¿El premio de Santander en 1978 fue decisivo para impulsar su carrera?

--La internacional, no. Pero sí la nacional. Le dio impulso y me permitió tocar, por ejemplo, con la Orquesta de Radio Televisión Española.

--Esos concursos se presentan a veces como luchas descarnadas entre combatientes.

--Subrayan la realidad social de esta carrera, que es su fuerte competencia. Es desaconsejable volcar una trayectoria en la ganancia de concursos. Al principio yo me lo tomaba así. Pero uno puede acabar viendo a sus compañeros como competidores.

--¿Qué le ha mantenido en su larga trayectoria?

--Bueno, es algo que viene del interior. El hecho de que uno pueda seguir descubriendo aspectos desconocidos de las obras que interpreta, por ejemplo. Aunque es algo que no ocurre siempre, por el inconveniente de tener que programar con gran antelación las actuaciones. Uno no sabe si en el momento de ese concierto estará o no en vena y será capaz de compartir la música con el público. Y luego, en el estudio o en los conciertos, espera el hallazgo de mundos emocionales nuevos que surgen espontáneamente.

--¿Qué dice de usted su discografía, que contiene a músicos como Brahms, Falla, Mompou?

--Habla de afinidades, de obras que uno cree que merece la pena compartir, tal vez porque no han sido muy grabadas.

--¿Le ha hecho mejor pianista el conocimiento que ha adquirido durante su vida?

--No sé si con el tiempo uno se hace mejor o peor. Uno cambia, madura. Pero ¿qué es eso? A veces te da seguridad, pero puede conducirte a la rutina. Y puede perderse entusiasmo, pero ganar oficio, que es la parte negativa de esto.

--Por ser músico español, le piden en el extranjero música española.

--Bueno, yo también la he elegido. El hecho de ser español presupone que uno tiene que sentir mejor la música española, estar más familiarizado con ella. Pero no siempre es así. Es cierto que los pianistas no españoles se retraen y no la interpretan. Pero la música no tiene fronteras ni siquiera la nacionalista.