Cuenta Carlos Zanón, director de BCNegra, que cuando se barajó la posibilidad de que Juan Madrid fuese galardonado con el Premio Pepe Carvalho tuvo que repasar la lista porque no se creía que el veterano autor de la novela negra más dura y en ebullición que se ha escrito en este país no estuviera en ella. Así que el galardón más parece un acto de justicia a él y a toda una generación, la de Manuel Vázquez Montalbán, Andreu Martín y Francisco González Ledesma, que poco después de la transición se inventaron un nuevo género. «Entonces no teníamos ningún modelo al que parecernos, fuera claro está de El Quijote, que es el punto de partida de todo lo bueno que se ha escrito en España. Y estaba el grupo de Barcelona mucho más intelectual y con mucho más peso, con Manolo a la cabeza. Yo en Madrid me encontraba más solo».

Con Vázquez Montalbán le unía el origen social, la afinidad política, la militancia. Madrid todavía tiene su carné en activo y los viejos modos: chaqueta de cuero de sindicalista y la costumbre de llamar compañeros a sus interlocutores. «Se me nota de cojones que soy comunista», dice y evoca cómo Manolo y él pasaron por la cárcel, ambos con padres republicanos y con la vida «jodida» por Franco.

Se enorgullece de su origen y de todos los oficios ejercidos -como botones en Alfaguara, vendiendo puros en los cabarets-, hasta que, a base de machacar en varios medios con reportajes del cariz Visitamos al loro más viejo de España entra en Cambio 16. «Había querido ser profesor pero se necesitaba un certificado de buena conducta y no me lo dieron». En 1980 publica Un beso de amigo, primera de la 50 novelas que forman su obra.